La ceguera como inspiración publicitaria, como estigma o como una circunstancia que confiere carácter. Todo a la vez, todo conjunto, todo por separado. En una sentada de mando a distancia uno se encuentra, sorpresivamente, con uno de esos anuncios de larga duración, una especie de reportaje en forma de docudrama, en el que unos hijos nos presentan a sus padres, él ciego, ella con un alto porcentaje de ceguera a los que le quieren felicitar por la dedicación, los esfuerzos, la entrega que han demostrado para criarlos y darles una carrera.

Hasta aquí, en muy buena disposición, uno se va entregando pensando que está ante un extraño reportaje que puede ser de un programa de esos de realidad cotidiana con personas normales. Pero entonces se presentan en la casa de sus padres acompañados por una orquesta para despertarlos. Y después los llevan a un parque temático, más tarde vemos una escena en una explanada en la que se nos asegura que van a tener que saludar y reconocer por el tacto a todos sus familiares, amigos y vecinos del pueblo murciano donde nacieron, y entonces pensamos que estamos ante un publirreportaje de los sorteos de los cupones de la ONCE, pero de repente entramos en un raro requiebro: los hijos invitan a sus padres a comer en un restaurante de calidad y ahí aparece Martín Berasategi preparando un plato especial y, ¡hete aquí!, aparece cortando un trozo de un fiambre de una marca concreta. La vende bien vendida, y se coloca como colofón de ese mundo magnífico, sentimental, que nos han retratado. Unos buenos hijos, premiando a unos buenos padres, con un embutido. Estupendo, a la vez que tramposo, anuncio.

Inmediatamente en La 2, vuelven a ofrecernos un reportaje sobre la gran dama del ballet, Alicia Alonso, una persona que perdió la vista, que tiene un escaso porcentaje de visión tras varias operaciones, que transmite elegancia, amor por la danza, que se ha convertido en una referencia universal y que es una de las grandes figuras cubanas de todas las artes. Testimonios de varias generaciones de bailarines, intelectuales y políticos van dando consistencia a este retrato de una bella mujer, de una excelente artista.