Ocupación sionista de Palestina
Israel aprueba una ley para obligar a jurar lealtad al Estado judío
El Gobierno israelí dio ayer el visto bueno, con la oposición de los ministros laboristas, a un proyecto de ley presentado por el ultraderechista Avigdor Lieberman para obligar a los no judíos que quieran optar a la nacionalidad israelí a jurar lealtad al «Estado judío y democrático». La medida se dirige contra los habitantes de Gaza y Cisjordania que se casan con palestinos que disponen de pasaporte israelí y no afecta a los judíos residentes en cualquier parte del mundo.
GARA | TEL AVIV
El Gobierno israelí aprobó ayer un polémico proyecto de enmienda que obliga a las personas no judías que aspiren a la nacionalidad israelí a jurar lealtad al «Estado judío y democrático de Israel».
Según un comunicado de la oficina del primer ministro, Benjamin Netanyahu, veintidós ministros aprobaron esta enmienda y ocho votaron en contra, entre los que se encuentran los cinco pertenecientes al Partido Laborista.
Tres ministros del Likud, la formación derechista a la que pertenece Netanyahu, también rechazaron el texto. Se trata de Danny Begin (sin cartera), Michael Eytan (Servicios Públicos) y Dan Meridor (Servicios de Información).
El proyecto de enmienda tiene todavía que ser sometido a tres votaciones en la Knesset [Parlamento], donde la coalición gubernamental dispone de una mayoría de 74 escaños de un total de 120.
«Todos aquellos que quieran convertirse en ciudadanos israelíes naturalizados deberán declarar que serán ciudadanos leales del Estado de Israel como Estado judío y democrático», explicó antes de la votación Netanyahu a sus ministros.
«El Estado de Israel es el Estado-Nación del pueblo judío, siendo un estado democrático en el que todos los ciudadanos, judíos y no judíos, se benefician de derechos completamente iguales», añadió el primer ministro.
Norma discriminatoria
El texto ha provocado duras críticas de la población palestina que vive en los Territorios de 1948 [Estado de Israel], que supone el 20% de la población, ya que lo consideran racista puesto que su objetivo principal es evitar que palestinos de Gaza y Cisjordania no puedan instalarse en Israel tras casarse con residentes en esta zona con pasaporte del Estado sionista. Son varias decenas de miles al año.
De hecho, esta norma no afectará a quienes reclamen la nacionalidad israelí en base a la denominada Ley de Retorno, que permite que cualquier persona en el mundo con al menos un abuelo judío pueda establecerse en Israel y obtener la nacionalidad israelí.
«Nadie puede darnos lecciones morales sobre democracia e ilustración», proclamó Netanyahu, que se remitió a los escritos de Theodor Herzl, ideólogo del sionismo, y David ben Gurion, fundador del Estado de Israel, para justificar el «carácter judío, pero democrático» del mismo. «Esta enmienda es la base del sionismo», insistió el primer ministro.
«No hay otra democracia en Oriente Medio y no hay otro estado judío en el mundo. Ésta es la base de nuestra existencia y todo aquel que quiera ser parte de nosotros debe reconocerlo», añadió Netanyahu.
El ministro de Defensa, Ehud Barak, autorizó a sus cuatro colegas laboristas que se sientan con él en el Gobierno israelí a «votar según su conciencia».
El ministro laborista de Asuntos Sociales, Yithak Herzog, denunció «los resabios de fascismo» del documento. Su colega encargado de las minorías, Avi-shay Braverman, consideró que «la enmienda no tiene ninguna razón de ser, únicamente busca satisfacer los compromisos políticos de Netanyahu y Avigdor Lieberman», el ministro de Exteriores y líder del partido ultraderechista Israel Beitenu.
«Esta ley determinará si seremos o no un estado judío en el futuro», destacó Lieberman, que considera fundamental para la continuidad de Israel como Estado sionista reducir la influencia de la población palestina de los Territorios de 1948.
La votación en contra de los ministros laboristas podría abrir un nuevo cisma entre la corriente conservadora del partido y la considerada más progresista, liderada por Barak.
Blindaje ante la negociación
Reiniciado el 2 de setiembre en Washington tras una suspensión de 20 meses, el diálogo directo entre Israel y la Autoridad Palestina se encuentra de nuevo bloqueado tras el rechazo del Estado sionista de prorrogar a finales de setiembre una moratoria de diez meses de la colonización en la Cisjordania ocupada.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, advirtió de que no continuaría negociando sin una «paralización total» de la colonización. La Liga Árabe analizó el viernes esta posición, pero acordó otorgar un plazo de un mes a EEUU para que pueda convencer a Israel de que asuma esta demanda.
Sometido a fuertes presiones internacionales, Netanyahu podría necesitar el apoyo de Lieberman para hacer que se acepte una suavización de su postura sobre la colonización, según los medios israelíes.
Con quince parlamentarios, el partido ultraderechista Israel Beitenu de Lieberman constituye el principal apoyo de Netanyahu en la Knesset.
Esta formación desea que todos los israelíes juren lealtad al «Estado judío y democrático» antes de recibir sus documentos de identidad y que cumplan con el servicio militar o un servicio de «utilidad nacional» de carácter obligatorio.
Los ciudadanos palestinos con pasaporte israelí están exentos de esta obligación, a excepción de los miembros de la minoría drusa.
Netanyahu ha exigido que un futuro acuerdo de paz con los palestinos reconozca el carácter judío de Israel, lo que éstos rechazan, especialmente porque supondría renunciar totalmente al derecho al retorno de los refugiados palestinos que tuvieron que dejar sus hogares tras la creación del Estado de Israel en 1948. Esta enmienda se interpreta como un intento de Netanyahu de blindar jurídicamente esta demanda.
El ministro israelí del Interior, Eli Yishai, del partido ultraortodoxo sefardí Shas, declaró que tiene preparada otra ley para despojar de la nacionalidad a «traidores que colaboren con organizaciones terroristas como Hamas o Hizbulah».
Una soldado del departamento de Informática del Ejército de Israel ha sido acusada de robar información secreta con un «pen drive» de una instalación militar del centro de Israel. Los documentos harían referencia al programa nuclear iraní.
Los ministros de Exteriores español y francés, Miguel Ángel Moratinos y Bernard Kouchner, iniciaron ayer una gira por Oriente Medio para mostrar el apoyo de Madrid y París al proceso de negociación entre Israel y la Autoridad Palestina.
El Ministerio israelí de Turismo calificó el sábado de «malentendido» las palabras de su ministro en las que destacó que la elección de Jerusalén para celebrar una conferencia de la OCDE el día 20 otorga a esta ciudad el estatus de capital de Israel, provocando la ira de la organización.
El ministro del partido ultraderechista Israel Beitenu, Stas Mishezhnikov, señaló, en una entrevista en el diario «Haaretz», que la elección de Jerusalén para la celebración de una conferencia sobre turismo constituía «una declaración de intenciones y de alguna manera la confirmación de que tenemos un Estado cuya capital reconocida es Jerusalén».
El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, protestó el jueves ante el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, por las palabras de Mishezhnikov.
En una carta enviada a Netanyahu, de la que el diario «Le Monde» publicó algunos extractos, el líder de la OCDE señalaba que «estas declaraciones van en contra de nuestro objetivo, que consiste en organizar esta conferencia y proseguir la integración con suavidad de Israel en el funcionamiento de la organización».
«Asimismo, hacen que se complique la celebración de futuras conferencias en Israel», advirtió, reclamando que el ministro de Turismo «corrija los errores de percepción que se han creado y vuelva a situar la conferencia en una perspectiva apropiada».
Tras las declaraciones de Mishezhnikov, el Estado español y Gran Bretaña declararon que no participarían en la reunión de Jerusalén en esas condiciones, aunque finalmente el embajador español en Tel Aviv, Álvaro Iranzo, confirmó la presencia de Madrid en la conferencia.
La comunidad internacional no reconoce a Jerusalén como capital de Israel, después de que el Estado sionista proclamase en 1950 que la parte oeste de la ciudad constituía su capital, violando la resolución de partición de 1947 que preveía un estatus internacional para Jerusalén y Belén.
Este rechazo se incrementó tras la ocupación en 1967 y la posterior anexión de la parte oriental de la ciudad, que en los últimos tiempos sufre un intenso e ilegal proceso de judaización mediante colonias sionistas. GARA
Los palestinos celebraron ayer el 10.000º aniversario de la fundación de Jericó, un oasis de Cisjordania que podría ser la ciudad más antigua del mundo. El consejo de ministros de la Autoridad Palestina celebró su reunión en esta ciudad.
