Ai Weiwei tapiza el suelo de la Tate con cien millones de pipas
Joaquín Rábago (EFE) | LONDRES
Es un auténtico trabajo de chinos: el artista Ai Weiwei ha tapizado el suelo de la Sala de las Turbinas de la Tate Modern con más de cien millones de pipas de porcelana. En un primer momento, cuando uno pisa las pipas, cree que son naturales hasta que, como hicieron algunos periodistas en la presentación ayer a la prensa de la instalación, se las lleva a la boca y se da cuenta de su dureza.
Cada semilla que compone ese paisaje, que uno puede pisar a voluntad mientras escucha el ruido que generan sus pisadas, está fabricada con porcelana de la máxima calidad y pintada a mano por un artesano. Todas han sido producidas según los métodos tradicionales en la antigua ciudad de Jingdezhen, famosa por su producción de porcelana para la corte imperial. Es una instalación, undécima de la serie Unilever, muy distinta de las precedentes, como la raja que partía en dos ese mismo suelo, de la colombiana Doris Salcedo, o la araña gigante de Louise Bourgeois.