Raimundo Fitero
En su sitio
Trescientas películas, decenas de obras de teatro, multitud de colaboraciones y series televisivas forman el legado de un actor que se convirtió en un amigo de los hogares, de un conocido que siempre es bien recibido porque llega sin hacer ruido y siempre nos trae una sonrisa, una sensación de alivio, de complicidad. Manuel Alexandre nunca fue considerado un actor protagonista pero sus secundarios se han convertido en piezas imprescindibles de todas las películas donde estuvo presente. Su figura escueta, su voz de flauta, su propia manera de declamación fueron creando un tipo que se acoplaba de manera auténtica a muchísimos personajes, a los que aportaba una humanidad, una reflexión, una cierta distancia que se volvía en una cercanía y convertía todo en una manera de afrontar la creación desde la más pura sinceridad.
Hombre culto, de muchas lecturas, un tertuliano sagaz, constante, amigo de poetas, bohemios, artistas de todas las disciplinas, practicó desde su humildad la mayor de las grandezas, hacer de cada papel, fuera del tamaño que fuera, un mundo, la creación definitiva. Y lo hacía desde una sabiduría innata que le informaba del sitio que debía siempre ocupar, y no solamente por buscar la oportunidad de un lugar, sino por intuir siempre lo que debía asumir, como saber estar con la misma entereza en segundo o tercer plano, para desde ahí lograr su visualización.
Alexandre formó parte de los repartos de la inmensa mayoría de las películas fundamentales del cine español de los últimos cincuenta años. Y hasta hace muy poco no consiguió protagonistas absolutos, dando vida a personajes ancianos que viven una historia de amor entrañable o víctima del Alzheimer. En televisión recordamos su participación en un de la series con una mayor carga de valores actorales. «Los ladrones van a la oficina». Sus amigos y colegas le recuerdan con admiración porque logró algo tan inusitado como es no tener enemigos. Son sinceros, siempre estuvo en su sitio, sobre todo para la solidaridad, la lucha, el consejo o la lucidez. Ha salido en tantas películas que estará en nuestros salones de estar constantemente por méritos propios.