Los vascos continúan cosechando buenos resultados en las competiciones internacionales de kayak-surf, ese deporte que consiste en surfear con una piragua, saber leer las olas, dibujar trayectorias y hacer maniobras. Importa la táctica, pero también la técnica y ellos parecen haber descubierto la fórmula de brillar en el mar. Los seis palistas que integraban la selección de Euskal Herria en la prueba que cerraba la Copa del Mundo encontraron un lugar en el podio. Un pleno interesante, aunque no sorprendente teniendo en cuenta el nivel que en los últimos años han demostrado en esta especialidad espectacular y de apariencia divertida este equipo con sitio para adolescentes o treintañeros que han sabido adaptarse a este deporte.

Edu Etxeberria, que ejerce de palista y entrenador del Náutico, ha revalidado a sus 37 años el título de la Copa del Mundo que ya obtuvo en 2008 y posee también dos subcampeonatos del mundo en 2007 y 2009. El más veterano del grupo acumula también más experiencia, fundamental en las mangas finales con cuatro participantes peleándose por las olas que llegan: «Son para cuatro, hay tensión y mucha estrategia».

Garazi Iturralde, de 18 años, se hizo con el título correspondiente a la categoría femenina senior, aunque aún esté en edad junior. Un mérito añadido. Mientras, Ainhoa Tolosa, la única del Atlético San Sebastián puesto que el resto pertenecen al Naútico, obtuvo un meritorio segundo puesto.

Entre Portugal y Estados Unidos

La Copa del Mundo, exclusivamente para piraguas cortas, abarca cinco pruebas de las que puntúan las dos mejores. Tanto Etxeberria como Iturralde habían obtenido un primer puesto con anterioridad en la cita de Portugal y repitieron el lugar de honor el pasado fin de semana en Estados Unidos.

Urko Otxoa, segundo entrenador del club donostiarra, se clasificó en segunda posición al igual que en la escapada lusa y está a la espera de la confirmación o no del subcampeonato, una vez se publique el ranking por el que pugna con el portugués André Pinto en posesión de un primer puesto y un tercero. Xabi Olano fue tercero en la prueba estadounidense, mientras Julen Arrizabalaga se impuso en la cita americana de la categoría junior y además, con sólo 17 años, alcanzó las semifinales entre los seniors.

El cabo Hatteras es el punto más oriental del estado, un sitio clave para la navegación estadounidense conocido como «el cementerio del Atlántico» a causa de la cantidad de barcos que terminaban por naufragar por allí. Esta denominación contrasta con la descripción de los participantes, que lo han visto «como un lugar super bonito, una reserva natural con un cabo que se adentra en el mar unos 60 kilómetros, paralelo a la costa. En algunos sitios era muy estrechito y a un lado quedaba un charco y a otro el Atlántico que es donde surfeábamos nosotros. Las olas no han sido muy grandes pero sí de muy buena calidad», recuerdan a su llegada recuperándose del viaje y del jet lag.

Allí alquilaron una casita a pie de playa, en donde han permanecido una semana, evitando las comidas locales con exceso de grasa. Para las siete de la mañana ya estaban en el agua. En ese «oasis paradisiaco» en el que se cerraba la Copa del Mundo, que se celebra los años sin Mundial, se organizará el próximo año el Campeonato del Mundo, de frecuencia bienal.

En estas circunstancias se ha vivido el pre-mundial, motivo por el cual la selección, que esta temporada se ha desplazado a Mundaka y Portugal -evitando Inglaterra y Australia-, completó el periplo en Estados Unidos. «Nosotros, entre otras cosas, hemos ido porque queríamos conocer el sitio, que tipo de ola era y empezar a pensar en preparar el viaje de 2011», relata Urko Otxoa, vigente campeón mundial en la categoría IC -piraguas de tres metros y sin quillas-.

Intereses

Etxeberria, por su parte, recuerda que «desde 1999, el año del primer Mundial en Escocia, hemos ido como selección vasca. Todos los años estamos pendientes de lo que pueda pasar. Ya veremos. Yo personalmente quiero agradecer su apoyo a la Federación Vasca de Piragüismo, a la Diputación de Gipuzkoa y al Náutico». No resulta fácil llegar. Otxoa teme a la crisis, «los problemas económicos y sobre todo que no interesa que salga una selección de Euskadi. Parece que se va a recortar el dinero», que a ellos de momento les llega vía Federación Vasca. «Estos resultados nos pueden ayudar a conseguir otras ayudas. En caso de que no salgan las subvenciones públicas, habrá que pensar en las privadas y los buenos puestos nos respaldan un poco».

Las razones del éxito están ligadas al entorno marino y a un trabajo constante que va dando sus frutos: «Vivimos en un enclave en el que hay muy buenas olas, aunque a veces nos hacen sufrir. El mar es lo que tiene. Es como el tiempo, no depende de nosotros». También ha contribuido al pasado deportivo compartido. Todos vienen del slalom, «y en general en piragüismo aquí hay mucho nivel y además en diversas disciplinas», reconocen. El esfuerzo diario es el otro elemento esencial, aunque en ningún momento Otxoa se refiera a él como tal. Entrenan cinco días a la semana, hacen físico, andan bastante en el agua y enseñan a los chavales. «En mi caso particular el haber encontrado éste grupo hace que nos impulsemos unos a otros. Edu, Garazi, Xabi y yo entrenamos juntos. Eso nos da un referente, nos servimos los unos de los otros para aprender y para seguir adelante», dice el campeón mundial.

En el Náutico han formado un equipo que suma ya 33 palistas. «Hay una cantera y un trabajo que se va haciendo. Julen y Garazi, por ejemplo, llevan años ya y hemos visto su evolución». Ahora también sus logros.