El grupo artístico Ur fue pionera en cuanto a agrupaciones artísticas en Gipuzkoa. A pesar de que un año después de su fundación se crease el conocido grupo Gaur, formado por Eduardo Chillida, Néstor Basterretxea y Jorge Oteiza, entre muchos otros, los primeros en coger las riendas en este aspecto fueron cuatro pintores guipuzcoanos: Javier Arocena, Carlos Bizcarrondo, José Gracenea y Alejandro Tapia. En 1965, siendo conscientes de la situación que vivía el arte en general en aquella época en un terreno casi empantanado y sin grandes movimientos, decidieron unirse bajo el nombre de Ur, con el objetivo de dar mayor impulso a sus creaciones. «En aquel entonces se movían pocas cosas en torno al arte, por lo que quisimos renovar ese paisaje y unir fuerzas como grupo para poder hacer más cosas», detalla Arocena.

Los cuatro recrean paisajes sobre el lienzo, por lo que éste fue su mayor nexo de unión para crear Ur. A pesar de que no fue demasiado larga su andadura -apenas estuvieron en activo durante diez años-, la formación les permitió participar en numerosos proyectos y exposiciones, e incluso colaboraron con varios miembros de Gaur, como Balerdi, Zumeta o Amable Arias. Con el resurgir del arte vasco, a finales de la década de los sesenta, los cuatro miembros de Ur decidieron disolverse y emprender cada uno su propio camino.

Las creaciones de estos cuatro artistas se enmarcan sobre todo en el expresionismo, aunque también han realizado incursiones en el abstracto y el naif. A pesar de todo, confiesan que es «inevitable» no tener influencias de otras corrientes, y aseguran que sus mayores referentes en el terreno artístico provienen del expresionismo alemán. El punto común, por encima de los estilos empleados en sus obras, lo conforman los paisajes. En la exposición que inauguraron ayer en la Galería Ekain de Donostia se muestran varios de estos paisajes pintados en los últimos años. La naturaleza es el enclave habitual de estos pintores a la hora de crear nuevos temas; el Cantábrico, los alrededores de Aginaga o los paisajes rocosos de Nafarroa son algunos de lugares que se recrean en esta muestra.

Estos veteranos de la pintura vasca consideran que el arte de hoy en día es «más frío» que el de hace cuarenta años y, «aunque siempre hemos querido superar barreras para poder evolucionar, nunca nos hemos acercado a las nuevas tendencias».

A su juicio, el arte vasco no está viviendo sus mejores momentos, a pesar de que el nivel de los artistas sea mayor y haya evolucionado más. En comparación con su época más activa, consideran que entonces «había menos pintores, pero también más consagrados, además de haber varios pintores aficionados».