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Un socorrista denuncia las condiciones inhumanas del yacimiento San José

«Yo sé que en el norte [de Chile] hay muchas minas que funcionan de esa manera, pero es inhumano, no se puede trabajar ahí», fueron las declaraciones del socorrista Manuel González, quien se unió a la cada vez más amplia demanda de mejoras laborales en este sector.

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El primer socorrista que descendió en la cápsula «Fénix II» para rescatar a los 33 mineros de Atacama, Manuel González, denunció ayer ante los medios de comunicación que las condiciones de trabajo en el yacimiento San José eran inhumanas, informó la agencia Europa Press.

«Yo trabajo desde hace 20 años en una mina subterránea y trabajo en una cosa parecida a la que vi, yo trabajo en perforación y tronadura, estoy acostumbrado a ver este tipo de cerros», indicó. Añadió que «sé que en el norte hay muchas minas que funcionan de esa manera, pero es inhumano, no se puede trabajar ahí».

Según González, los verdaderos héroes del operativo de rescate fueron los propios «33 de Atacama», quienes mantuvieron una «ansiedad controlada» en todo momento, lo que facilitó la tarea de extracción.

En adelante, tal y como reflexionan expertos, habrá que analizar las lecciones que este accidente dejará a Chile, principal productor de cobre del mundo.

El circo mediático formado en torno al rescate obvia que en 2009 se registraron más de 191.000 siniestros laborales en el país y 443 muertos. En el primer trimestre del presente año, los fallecidos fueron 155. Ayer mismo, otro minero, de 26 años, murió aplastado mientras realizaba su trabajo a más de 800 metros de profundidad en el interior de la mina Botón de Oro, en la provincia Petorca, en el centro de Chile.

«Los mineros no son héroes», como se los ha llamado en todo por soportar más de dos meses bajo tierra, «sino víctimas», apuntó a la agencia IPS el sindicalista Néstor Jorquera, presidente de la Confederación Minera de Chile (Confemin), a la que están afiliados los trabajadores de la mina San José.

«Después del rescate de nuestros compañeros, vamos a ir con todo a tratar de que los culpables respondan como corresponde», advirtió el dirigente de la Confemin, que agrupa a 18.000 trabajadores de la pequeña, mediana y gran minería.

«En cualquier país desarrollado, los propietarios de la mina estarían presos», dijo a Kirsten Sehnbruch, del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.

«REALITY SHOW»

Para los críticos, el Campamento Esperanza se transformó en un «reality show» que puso en primer plano los detalles del rescate y la historia de los 33, por encima del precario contexto laboral que propició el derrumbe.

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