La máquina taladradora que perfora el túnel suizo de San Gotardo, bajo los Alpes y el más largo del mundo con 57 kilómetros, consiguió horadar ayer desde el lado norte los 180 centímetros que faltaban para unir esta parte con la zona sur, entre los aplausos de centenares de personas que seguían la ceremonia.

Con el encuentro de los mineros del norte y los del sur a la altura de la localidad suiza de Sedrun, se concluye un túnel que ha desbancado al de Seikán (Japón), de 54 kilómetros, como el más largo del mundo.

Antes de ponerse en funcionamiento la enorme máquina, el ministro suizo de Transportes, Moritz Leuenberger, destacó ante los asistentes las dificultades y obstáculos que había ido superando esta gran obra que ayer cumplía una importante etapa simbólica con la excavación completa del túnel.

Leuenberger agradeció a los ministros de Transportes de la UE que, desde Luxemburgo, donde celebraban un consejo, seguían la ceremonia.

Poco después, un sacerdote católico y un pastor protestante bendijeron la obra, que comenzó hace casi diez años.