La situación humanitaria de Pakistán es trágica después de las inundaciones que el pasado verano arrasaron el país, afectando a más de 30 millones de personas y destruyendo alrededor de 1,6 millones de hogares. A eso hay que sumar la estructural crisis política y económica que padece el país y el modo en que le afecta en estos momentos la ocupación por parte de la OTAN de la vecina Afganistán. Un escenario realmente catastrófico sobre el que la comunidad internacional llama la atención pero que, vistos los hechos, es propiciado por esa misma comunidad.

Resulta clarificador que Pakistán pague en concepto de deuda externa el doble de dinero del que va a recibir en concepto de ayudas a la reconstrucción. Más clarificador es aún que los principales beneficiarios de ese injusto pago sean los mismos que se presentan como Amigos de Pakistán. Sin ir más lejos, el Estado francés ha recibido de Pakistán, por ese concepto y durante este año, quince veces la cantidad de dinero que ha destinado a paliar los efectos de las mencionadas inundaciones. Oxfam ha denunciado el «absurdo moral» que suponen esos datos. Cabe agregar que es además absolutamente obsceno.