Koldo LANDALUZE

Gru, mi villano favorito” supone la interesante tarjeta de presentación de Illumination Entertaiment, una productora que ha nacido bajo la tutela de creadores provenientes de DreamWork y Fox Animation; los cuales se han reunido para plantar cara a la que es, sin duda alguna, la compañía más versátil y poderosa de los territorios de la animación generada por ordenador, la Pixar dirigida por el visionario John Lasseter. En esta su primera declaración de intenciones, Pierre Coffin, Chris Renaud y Sergio Pablos se han decantado por un producto de muy correcta factura técnica y una trama que en sus saludables y muy lúdicas intenciones cuenta con un alto grado de originalidad y mala leche. Al contrario de lo que ocurre habitualmente, aquí, el villano es el protagonista y héroe accidental de esta historia en la que el monstruo megalómano de aspecto gótico y fúnebre que atiende al nombre de Gru, orquesta lo que se supone deberá ser su plan maestro, su maldad definitiva: robar la Luna. Espoleado por su madre, en la versión original doblada por una divertida Julie Andrews, el protagonista se ve en la obligación de lograr el millonario crédito que requiere su empresa y, como todo bicho viviente, deberá acercarse a la ventanilla de un banco. Aquí comienza el divertido guiño constante que supone esta divertida propuesta en la cual la banca se muestra como verdadero eje del mal y detonante de todas las situaciones que padecerá el sufrido Gru. Divertida, animada por un ritmo vibrante, esta propuesta lejos de apostar por los riesgos narrativos de Pixar, se conforma con mantener el interés y explotar las contadas ideas originales que dosifica a lo largo del metraje. Escenas como la de las cunas-bomba figuran entre lo más conseguido de este producto ideado para todos los públicos y en la cual se nos recuerda que ya han pasado los días de gloria de los vampiros, hombres-lobo y demás criaturas de la noche porque, en el actual y desolado paisaje social y económico que padecemos, los únicos y verdaderos malvados son los banqueros.