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Los cristianos, a los pies de los caballos en el Irak aún ocupado

Sus raíces se remontan a los primeros tiempos del cristianismo y eran respetados en tiempos de Saddam Hussein. Hoy son los chivos expiatorios en un país en el que la insurgencia está cada vez más escorada al islamismo suní más rigorista y en el que se sienten despreciados por el Gobierno de mayoría chií. El secuestro y asalto a una iglesia en el centro de Bagdad, ahogada en sangre, es la gota que ha colmado el vaso. Los que todavía quedaban se van.
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La irrupción en una iglesia y el posterior asalto militar, que anegó en sangre la misa de la víspera de Todos los Santos, confirma lo que es una evidencia: la invasión y ocupación de Irak ha dejado un país en ruinas y en el que la minoría cristiana se ha convertido en otra víctima colateral del conflicto.

Lo que comenzó siendo un intento de ataque al edificio de la Bolsa, cerca de la Zona Verde de Bagdad, derivó en una tragedia confesional cuando los asaltantes se refugiaron en una iglesia cercana, tomando como rehenes a los fieles que asistían a la ceremonia religiosa.

A partir de ahí se desataron toda una suerte de conjeturas. El Gobierno colaboracionista iraquí aseguró que los secuestradores pedían la puesta en libertad de prisioneros vinculados a la red Al-Qaeda tanto en Irak como en Egipto.

Al menos 58 muertos

El asalto contra la iglesia secuestrada acabó en una carnicería, con al menos 58 muertos, en su mayoría mujeres y niñas que asistían al oficio.

El Gobierno colaboracionista aseguró que entre los muertos habría diez miembros de las Fuerzas de Seguridad. No incluía a los miembros del comando abatidos, aunque testigos aseguraron que al menos dos hicieron explotar los artefactos que llevaban consigo. Otras fuentes elevaron a cinco los insurgentes muertos.

El vicario episcopal de la iglesa católica siríaca de Bagdad, Pios Kasha, incluyó a dos sacerdotes entre los muertos y aseguró que sólo una docena de fieles -de alrededor de 80 presentes en la misa- salieron indemnes del secuestro y posterior asalto.

La catedral Sayidat al-Najat (Nuestra Señora del Perpetuo Socorro) parecía horas después el escenario de un campo de batalla. Bassam Yussef no había pensado abandonar Irak pero tras escapar ileso el domingo a la masacre lo tiene claro: «Lo he decidido. Voy a pedir asilo a EEUU lo antes posible. Está claro que no nos quieren en este país que también es el mío».

Bassam narra lo sucedido. «Quince minutos después de iniciada la misa, oímos explosiones y ráfagas de metralleta., Los terroristas entraron por la puerta principal. El padre Athir interrumpió su sermón y el padre Wassim intentó refugiarnos a medio centenar de fieles en un compartimento cercano. Intentó hablar con los asaltantes, pero los abatieron a ambos inmediatamente», señala.

La comunidad cristiana de Irak, una de las más antiguas del mundo, cuenta con medio millón de personas frente al millón de antes de la invasión. Los cristianos siriacos no suman más de 20.000 frente a los 60.000 en marzo de 2003.

«Teníamos nuestro lugar aquí, ¿Qué les hemos hecho? Matan a inocentes que rezan. Quieren que nos vayamos y el Gobierno no hace nada», se queja el vicario Pios Kasha, que anuncia que «los que quedan de nuestra comunidad se van a ir. Sólo esperan al final del año escolar para irse».

Tras el asalto, el llamado Estado Islámico de Irak reivindicó el secuestro y dio 48 horas de plazo para que la iglesia copta egipcia libera a dos mujeres que asegura están secuestradas tras haberse convertido al islam.

Participación de EEUU

Testigos aseguraron que soldados estadounidenses participaron, desde el aire y desde tierra, en el asalto.

Responsables estadounidenses negaron la mayor aunque no descartaron la participación de soldados como «consejeros».

Sería ésta la segunda derivada tras el drama cristiano. EEUU sigue en Irak. Y seguirá estando mucho tiempo.

EGIPTO

El régimen egipcio anunció el refuerzo de las medidas de seguridad en torno a las iglesias coptas del país. Desde el Vaticano, el Papa condenó el secuestro y asalto y mandó un mensaje de «ánimo» a los cristianos iraquíes.

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