Alejo Vargas Velásquez 2010/11/3
Dilma, Presidenta del Brasil
(...) Dilma (...) es además economista con un reconocimiento importante en su campo y en su gestión de gobierno -en algunos sectores muy a la izquierda de su partido la consideraban muy ortodoxa o neoliberal- y en sus primeras intervenciones ha dicho que continuará las políticas de lucha contra la pobreza que adelantó Lula, su orientador político. (...)
Uno de los mayores desafíos tiene que ver con el esfuerzo por suplir el liderazgo internacional que el Presidente Lula proyectó, no sólo en la región, sino a nivel global y que contribuyó, no hay duda, a ese posicionamiento de Brasil como actor global relevante. Una cosa es el apoyo de esa excelente diplomacia que adelanta Itamaraty, la cancillería brasileña, y otra el `toque personal' que la Presidenta debe darle a las relaciones con otros jefes de Estado y organismos internacionales; en esto último es particularmente sensible el caso de UNASUR, que igualmente perdió la semana pasada a su Secretario General con la muerte de Néstor Kirchner y con el retiro de Lula se apartaría su principal impulsor; a no ser, que el propio Lula asuma temporalmente la Secretaría General a partir del 1 de Enero, una vez termine su mandato (...).
El otro gran reto de la nueva Presidenta será poder trabajar armónicamente con el PT y su aparato partidista. Porque no hay duda que Lula con su gran prestigio mantenía, cerca pero distantes, a los `barones electorales' del PT y no permitía que fueran éstos los que marcaran la agenda del gobierno. (...)
Sin lugar a dudas la democracia brasilera dio muestra de gran vitalidad -pese a la alta abstención cercana al 22%- y dentro de su esquema federativo, que les da gran autonomía a los gobernadores, la nueva Presidenta va a requerir tener el apoyo de su coalición de partidos y de importantes gobernadores federales para contar con una adecuada gobernabilidad. (...)