Quedaba dicho que Hondartza debía ser un fortín inexpugnable ante el Celta de Vigo; es decir, que Hondarribia-Irun debía ganar a las gallegas, mientras que UNB Obenasa debía dejar pasar un partido imposible en casa de Ros Casares.

Y así fue. El conjunto guipuzcoano consiguió sumar su segunda victoria después de derrotar al Celta por un contundente 75-54. El trío compuesto por Lacy -17 puntos-, Jovana Rad -21 puntos y 7 rebotes- y Ana Suárez -15 puntos-, amén de los 7 puntos y 11 rebotes de Bavendam, desarboló por completo al cuadro vigués, donde sólo tuvo respuesta la gigante Sliskovic, que logró 20 puntos y 8 rechaces.

Este segundo triunfo significa, aparte del placer de poder estrenarse en Hondartza en lo que va de temporada, un respiro considerable en la pelea por la permanencia. El siguiente partido enfrentará el próximo sábado a las de Pepelu Mujika a domicilio ante el Gran Canaria.

Lógica aplastante

El mismo respiro que se tomó Hondarribia-Irun precisa tomarse UNB Obenasa de Iruñea. Las de César Rupérez sucumbieron ante la lógica aplastante de un Ros Casares que, a pesar de haber perdido fuerza respecto a las últimas campañas, sigue estando en el paquete de candidatas a hacerse con la Liga Femenina. El 86-41 final lo dice todo.

El choque no tuvo color, por desgracia. Desde el 21-12 con el que acabó el primer período, el conjunto valenciano hizo lo que quiso ante un rival que destacó por sus 23 pérdidas de balón y su horroroso porcentaje en tiros de dos: 7 aciertos de 31 intentos; un pésimo 23%. Sólo Paula Palomares se salvó de la quema -pese a sus 6 pérdidas- con 13 tantos.

El conjunto navarro se enfrentará el sábado que viene en el polideportivo Arrosadia a Cadí La Seu D'Urgell, un equipo que también suma una única victoria. Un rival más que directo.