Asegura Dario Fo que la risa puede llegar a ser alienante. Cuando el humor está basado en la utilización constante de un resorte que dispare la parte más simple de los instintos paradójicos, si llega a convertirse en una catarsis que limita la capacidad de discernimiento y provoca cascadas de risas flojas, convulsas, entonces podemos estar ante un uso escapista del humor. Comedia se escribe con mayúscula, es un género mayor. Analizar la sociedad que nos rodea utilizando el estilete de la mirada cáustica, irónica, humorística, es algo muy serio. En tiempos tan impropios de pensamiento, se utiliza el humor como una especie de limpiador general que elimina cualquier atisbo de adentrarse en los vericuetos sociales.

Tenemos una saturación de humor rancio, chocarrero, facilón, bobo. Un concepto de entretenimiento basado en lo inane más que en lo inteligente o sutil. No estamos hablando de la televisión, sino de los escenarios, y ahí es donde deben aparecer las advertencias de peligrosidad. Los bufones solamente hacen reír al poder sin apenas colocarles el espejo que los refleje. Es imprescindible buscar un lugar apropiado donde colocar el humor sarcástico, demoledor, que hiera por su lucidez. Es una de las pocas válvulas por las que todavía se puede descargar la crítica política, aunque sea a borbotones. No estigmatizamos el entretenimiento sino que solicitamos un mayor compromiso para elevar su calidad y que nos provoque una risa que nos despierte, no que nos duerma la conciencia.