Los británicos son los mejores adaptadores de cómic
Después de que el británico Matthew Vaughn diera con «Kick-Ass» una lección magistral de cómo se debe llevar un cómic al cine, sus compatriotas Stephen Frears y Edgar Wright le siguen de cerca con sus respectivas adaptaciones de las historietas de Posy Simmonds y Bryan Lee O'Malley, protagonizadas por jóvenes héroes de distinto sexo y universos bien diferentes.
MIkel INSAUSTI | DONOSTIA
Hollywood está empezando a comprender que los cineastas británicos parecen tener la clave de cómo transformar a los personajes dibujados de las historietas gráficas en seres de carne y hueso para el cine. Y, por si eso fuera poco, son capaces de hacerlo con menos dinero. El error de cálculo estaba en supeditarlo todo a la calidad de los efectos especiales, sin tener en cuenta que hay un concepto más importante a la hora de hacer una adaptación cinematográfica de un cómic, y que es el diseño. De él depende tanto la configuración de los personajes como la del universo fantástico o real en el que han de moverse. Por proceder del medio del que proceden, son películas donde guión y diseño van unidos, hasta el punto de que el humor y la estética pueden llegar a parecer una misma cosa.
Quien mejor ha comprendido hasta el momento la esencia del binomio cómic-cine, creando un nuevo lenguaje matagénerico es el británico Matthew Vaughn, quien con una producción independiente como «Kick-Ass» ha dado una soberana lección a los grandes estudios, demostrándoles que no son imprescindibles presupuestos multimillonarios para hacer realidad en el cine una novela gráfica.
Arterton es Tamara Drewe
Reconforta saber que todo un veterano como Stephen Frears es capaz de atreverse a adaptar un cómic, algo totalmente nuevo que no había probado nunca antes durante su larga carrera. Ha sabido encontrar un material genuino y muy interesantes en las tiras cómicas de Posy Simmonds, publicadas originalmente en el diario «The Guardian». La autora ha sabido hacer en «Tamara Drewe» un inteligente y agudo retrato de la mujer de hoy que quiere destacar. La heroína, encarnada en la pantalla por Gemma Arterton, es una periodista famosa, que consigue su cota de influencia gracias a una columna periodística denominada «Lejos de todo». El título en cuestión revela que el cómic de Possy Simmonds tiene como referente literario a la novela de Thomas Hardy «Lejos del mundanal ruido».
Con respecto a la versión cinematográfica del libro que John Schlesinger dirigió en 1964 con protagonismo de Julie Christie, la película de Stephen Frears es una actualización con todas las de la ley, si bien se conserva el esquema argumental de la chica alejada de la ciudad que debe elegir entre varios pretendientes.
El enfoque temporal cambia mucho porque Tamara es un perfecto ejemplo del esfuerzo de la mujer moderna por combinar belleza e inteligencia, siendo el precio a pagar el de un nivel de autoexigencia empleado para disimular cualquier asomo de inseguridad. Dicha personalidad provoca un fuerte contraste entre la mujer urbanita y las gentes de la campiña británica, que la ven como a una marciana recién aterrizada en medio de la tranquila vida rural, con su perfecta nariz fruto de una rinoplastia.
Es cierto que Tamara Drewe es oriunda del lugar, pero regresa a su pueblo con una imagen irreconocible, que es justo la que se ha fabricado para salir en los medios. Además, se instala en una casa rural, un bucólico retiro para escritores regentado por un matrimonio, el cual representa la opción turística como principal medio de supervivencia y alternativa al problema creciente del éxodo del campo a a la ciudad.
Michael Cera es Scott Pilgrim
Y si Stephen Frears ganó con «Tamara Drewe» el Premio Esencial del Festival de Angoulême, el más prestigioso del circuito europeo dentro del cómic, Edgar Wright triunfó en el Comic-Con norteamericano con «Scott Pilgrim contra el mundo», gracias a la legión de fans que ha seguido todo el proceso de creación de la película a través de la red.
Pero aquel es un mercado más difícil por sus dimensiones, ya que el fenómeno «freak» de seguimiento de un proyecto se vuelve minoritario cuando accede a la cartelera comercial. A la película de Wright se le exige más porque ha costado 60 millones de dólares, cantidad que no ha podido recuperar en su estreno en los EE.UU., por lo que tendrá que esperar a su estreno en el resto del mundo.
El personaje de Scott Pilgrim tiene una parte real y otra abiertamente fantástica, pues en el fondo no deja de ser un chico corriente que toca en un grupo de rock y tiene problemas con el sexo opuesto. Es un papel que en su perfil cotidiano le va muy bien a Michael Cera, que se muestra tal como se le pudo ver en «Juno». Sin embargo, el actor canadiense está en una comedia de Wright, lo que le exige un plus caricaturesco, con tal de acercarse a la vena humorística de Simon Pegg y Nick Frost, los habituales del cineasta británico.
Para ello cuenta con la imprescindible ayuda de los efectos especiales, que son la prolongación del lápiz del dibujante para que pueda llevar a cabo proezas que desafían las leyes de la gravedad. Claro que todo sucede en tono de broma, puesto que las luchas y sus coreografías tienen lugar como duelos retrofuturistas en los que el héroe se debe batir con una serie de rivales para obtener el corazón de la chica a la que ama. En concreto se trata de los siete malvados ex de ella y, si quiere ser su novio, deberá derrotarles uno a uno. El más difícil es el que encarna Jason Schwartzman, porque es el productor discográfico que podría promocionar a su grupo musical.
Título: «Tamara Drewe».
Dirección: Stephen Frears.
Guión: Moira Buffini, sobre el cómic de Posy Simmonds.
Intérpretes: Gemma Arterton, Dominic Cooper, Roger Allam, Tamsin Greig.
País: Gran Bretaña, 2009.
Duración: 110 minutos.
Título:
«Scott Pilgrim contra el mundo».
Dirección: Edgar Wright.
Guión:
Michael Bacall y Edgar Wright, sobre el cómic de Bryan Lee O'Malley.
Intérpretes: Michael Cera, Brandon Routh, Jason Schwartzman, Anna Kendrick, Kieran Culkin, Chris Evans.
País: Gran Bretaña-EEUU, 2010.
Duración: 112 minutos.
El personaje de Scott Pilgrim tiene una parte real y otra abiertamente fantástica, pues en el fondo no deja de ser un chico corriente que toca en un grupo de rock y tiene problemas con el sexo opuesto. Es un papel que le va muy bien a Michael Cera, quien se muestra tal como se le pudo ver en «Juno».
«Tamara Drewe» está basada en las tiras cómicas de Posy Simmons, publicadas en «The Guardian». La heroína es una periodista famosa que consigue su cota de influencia gracias a una columna. Es el perfecto ejemplo del esfuerzo de la mujer moderna por combinar belleza e inteligencia.
El próximo junio Stephen Frears cumplirá 70 años. El veterano cineasta debutó en 1971 con «Detective sin licencia», pero en lugar de seguir en el cine se dedicó de lleno a la televisión, donde hizo algunas de las mejores series vistas en Gran Bretaña. Regresó a la pantalla grande en los 80 para convertirse en punta de lanza del cine social que denunciaba el «thatcherismo». «Mi hermosa lavandería» supuso su consagración; mientras que «Ábrete de orejas», basada en la obra teatral de Joe Orton, le lanzó como adaptador. Su magistral puesta en escena del clásico de Choderlos De Laclos «Las amistades peligrosas» confirmaría esa especialización internacionalmente, aunque también representaría su techo comercial. En los 90 se refugió en Irlanda, adaptando sendas novelas de Roddy Doyle en «Café irlandés» y «La camioneta». La vuelta a la fama vendría con «Alta fidelidad», traslación al cine de Hollywood de la novela del británico Nick Hornby. En el 2002 volvió a demostrar en «Negocios ocultos» que sigue teniendo buena mano para el cine realista y comprometido. Pero su mejor realización reciente ha sido «The Queen», que le valió el Óscar de Mejor Actriz a Helen Mirren.
M.I.
El joven cine británico se ve reflejado en el treintañero Edgar Wright, que a los veinte años debutaba con el largometraje «A Fistful of Fingers», western paródico con el que dejó traslucir su vena cinéfila. Tardaría diez años en ver cumplida su segunda gran oportunidad, asombrando al mundo entero con «Zombies Party», genial y embromado homenaje a las películas de Romero, combinado con un argumento de típica comedia británica de flirteo.
Pero dicho impacto no surgió de la nada, porque durante los años previos venía colaborando con la pareja cómica formada por Simon Pegg y Nick Frost, estrellas televisvias en 1999 de «Spaced». Con ellos repetiría hace tres años en la desternillante comedia negra «Arma fatal», logrando que los dos actores británicos hayan sido fichados por Spielberg para hacer de Hernández y Fernández en la versión de «Tintin». En paralelo, los nuevos proyectos de Wright se encaminan también hacia el fantástico, y así ha sido encargado por Marvel para llevar a la pantalla el cómic de superhéroes «Ant-Man».
M.I.