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Ciudades superpuestas en las que cada urbe es, a su vez, todas las urbes

Pablo Ugartetxea (1967, Bilbo) combina la pintura y la fotografía para crear unos collages donde las urbes son las protagonistas. En «Kosmo-polita», la exposición instalada en la capital guipuzcoana, el bilbaino muestra las caras más internacionales de Donostia, erigiendo la Torre Eiffel en el centro o haciendo navegar el yate de Christina Onassis por la Concha. «La globalización -sostiene el autor-, ha hecho que cualquier ciudad pueda ser cualquier ciudad».
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O. LARRETXEA | DONOSTIA

Probablemente a muchos donostiarras los palacetes que se asoman a ambas orillas del río Urumea les recuerde a París. Al artista Pablo Ugartetxea, también. Este símil es uno de los muchos que ha plasmado el artista vasco en sus trabajos, en los que combina a la perfección pintura y fotografía, valiéndose de su habilidad como dibujante. Después de exponer alrededor de todo el mundo, el bilbaino vuelve una vez más a Donostia, esta vez para presentar «Kosmo-polita», la muestra que estará abierta hasta el próximo 10 de diciembre en el Colegio Oficial de Arquitectos (Avenida de Francia, 11, en horario de 9.00 a 14.00 de lunes a viernes).

Con la pasión que siente por la arquitectura, sus composiciones reflejan urbes, edificios y las calles y avenidas que en ellas habitan. En esta ocasión es Donostia la capital que acapara la mayoría de las quince piezas expuestas. El tsunami que amenaza la bahía, las molinos de Mykonos sobre el monte Igeldo o los bateaux mouches parisinos navegando por el Urumea son algunos de los iconos internacionales que el autor ha ubicado en la ciudad donostiarra.

«Hoy en día es mucho más barato viajar en avión -opina-, además está la globalización así como el acceso que tiene la mayoría de las personas a la Red. Esto, entre otras cosas, ha provocado que las ciudades se hayan masificado y todo resulte más homogéneo». Por ello, a menudo le sucede que paseando por una ciudad pierde la noción sobre «dónde me encuentro en realidad», encontrando constantemente rincones que se asemejan a otros lugares visitados anteriormente. Es el caso del cuadro «Gran Vía San Martín», donde es difícil definir si se trata del centro donostiarra o de la calle centenaria madrileña.

Inspiración urbana

El proceso de elaboración de cada obra lleva su tiempo. «Primero tengo una idea, que surge cuando voy paseando y observando. Entonces la guardo en la retina -explica-, como si fuera una agenda, y la dejo madurando». Más adelante, Ugartetxea vuelve al lugar para hacer las fotografías. «Las revelo todas y las pongo sobre una superficie donde las voy moviendo. Me voy un rato, y vuelvo... hasta que, de repente, quedan en el sitio exacto, como tiene que ser».

Esta composición también la inmortaliza. Basándose en esa última fotografía, va pegando sobre el papel cada uno de los retales ya que, además de las imágenes reales, emplea telas, algodón y madera. Los últimos retoques los da con tinta y óleo.

Las islas del mar Jónico y la luz del Mediterráneo «la más bella», le transportaron una vez a Donostia, así se entiende que haya camuflado en Igeldo una típica casa griega y el yate de Christina Onassis en la bahía.

Pero no todo es idílico. En la obra «Homenaje sísmico al arquitecto Aladrén» un terremoto ha tirado abajo el carrusel de Alderdi Eder, y el Ayuntamiento parece haberse salvado de milagro. «Tiene que ver con el cambio de siglo tan traumático que hemos tenido. No ha habido otra guerra mundial pero se ha hundido la economía, el clima está cambiando... creo que a un artista todo esto no le puede dejar indiferente». Asimismo, apuesta por la interesente belleza de la ruina.

En menor medida, pero Bilbo también está presenta en «Kosmo-polita», como muestra «Bilbo Shibuya». «El viaje a Tokio me impactó mucho. Tuve la sensación de estar en el futuro y eso se nota en el cuadro». En el barrio de Shibuya (Tokio), hay un cruce muy famoso de varios pasos de cebra. «Una vez en Bilbo, al ver el de la Gran Vía me dije: `esto se puede japonizar'».

El artista también ha indagado en la relación que mantienen Donostia y Bilbo, dos ciudades muy cercanas pero adversarias al mismo tiempo. «Son como dos hermanas con mucha personalidad». En su opinión, ambas están abiertas a la modernidad y ambas han viajado por el mundo y, sin embargo «no han llegado a cruzarse nunca».

La segunda parte de la muestra, «Kosmo-polita BI», podrá visitarse a partir del 16 de diciembre en el Colegio de Abogados de la capital vizcaina.

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