Raimundo Fitero
Guapos y feas
En el programa «Sé lo que hiciste...» andan buscando un lugar adecuado en su oferta para conseguir mantenerse y aumentar su cuota de pantalla. Entre sus presentadoras emprenden discusiones y debates simpáticos sobre la guapura. Si una de ellas asegura que «si no eres guapa no te dan trabajo en SLQH», le contesta la otra, Patricia, la que más tiempo lleva, «si eres guapo no te contratan», lo que vienen a colocar sobre el tapete una cuestión que se repite en casi todas las cadenas, el canon de belleza lo que hace es instaurar una jerarquía que puede causar problemas en quienes miran. Porque parece obvio que la televisión influye de manera total y crea tendencias y propicia modas.
Me explico, si en alguna cadena encontráramos a presentadores guapos, de buen tipo, junto a corresponsales normales, tirando a feas, o al menos que no fueran caras de portada de revista de moda, sentiríamos una sensación tan extraña que probablemente huiríamos de esa propuesta de manera inconsciente. Son demasiados años de repetir la fórmula. Presentador vulgar, del montón, obviamente no un adefesio, acompañado siempre de periodistas guapas, deslumbrantes, con facciones casi perfectas, que, además y como complemento directo, comunican de manera eficaz y demuestran no ser solamente un florero o un adorno.
El adanismo frente a la excelencia. Reminiscencias de una concepción machista del canon de belleza, que no se corresponde con lo que parece empezar a suceder en la vida cotidiana. Si se miran los anuncios empiezan a existir un gran número de ellos ofreciendo cosméticos de belleza para hombres, con mensaje similares a los que se usan para convencer a las mujeres. En los dúos de guapa-feo, empieza a existir una variable también muy usada: presentadora de edad media, de muy buen ver, con estilismo muy cuidado, junto a caballero vestido de manera casual, con un cuidado desaliño y un vestuario y gesticulación que deje bien a las claras su condición sexual. En todos los casos se trata de ir marcando territorios, de incorporar estereotipos. Lo que cuesta comprender es que donde más se remarcan estos asuntos sea en los espacios informativos. Y de todas las cadenas.