El Consejo de la Juventud de Euskadi (EGK) denunció ayer la muerte de los dos jóvenes a causa del incendio registrado en la madrugada del lunes en Santurtzi. Este organismo quiso expresar su apoyo y solidaridad hacia los familiares y amigos de los otros dos jóvenes que también se encontraban en el inmueble y que permanecen hospitalizados con pronóstico grave.

A pesar de que todavía no se han esclarecido las causas del suceso, el Consejo tiene claro que las víctimas vivían en el local abandonado de Santurtzi porque no tenían acceso a una vivienda digna. Opina que accidentes como éste ocurren «debido a la situación tan precaria que viven los jóvenes y, en concreto, las personas inmigrantes», y acusa tanto al propietario del que fue un famoso restaurante en Bizkaia como al Ayuntamiento de mantenerse pasivos ante tal hecho.

EGK -con implantación en Araba, Gipuzkoa y Bizkaia- explicó que en Euskal Herria existen unas 240.000 viviendas vacías y que, aun así, adquirir una cuesta unos 335.000 euros de media. Y el alquiler asciende a 880 euros. Además, alerta de que 40.000 familias se encuentran en situación de exclusión social, lo que significa que un tercio de las familias tienen dificultades para llegar a fin de mes. Sólo en la CAV hay 171.923 personas en paro y 145.000 personas jóvenes que no pueden emanciparse para hacer su propia vida.

Por todo esto, el Consejo de Juventud de Euskadi exigió a las instituciones públicas que tomen medidas y comunicó que apoya las protestas y movilizaciones que se convoquen en contra de la precariedad y en defensa del derecho a la vivienda.

Derribarán el inmueble

Tras la reunión celebrada ayer por la mañana con los responsables del Ayuntamiento, el propietario del restaurante Lucas se comprometió a presentar la semana que viene un proyecto de derribo, como paso previo a su ejecución, en un plazo quince días. Aunque ya no se puede echar marcha atrás respecto a la tragedia , el concejal de urbanismo, José Luis Landaburu, comunicó que ahora el Ayuntamiento se centrará en garantizar la seguridad de los vecinos.

Para que ningún viandante corriera riesgo, el lunes vallaron la acera alrededor del inmueble. Hoy darán inicio a una serie de trabajos dirigidos a eliminar los elementos de la edificación susceptibles de sufrir cualquier desprendimiento a consecuencia de su deteriorado estado.