Greenpeace presentó ayer los primeros análisis genéticos independientes sobre el contenido de las latas de atún más populares de una docena de países: Alemania, Australia, Austria, Canadá, Estado español, Estados Unidos, Grecia, Holanda, Italia, Nueva Zelanda, Gran Bretaña y Suiza.

Estos exámenes, realizados por Azti Tecnalia y el el Centro Tecnológico del Mar y los Alimentos, desvelan que «no se respeta la normativa europea y evidencian el engaño a los consumidores y el desprecio de la industria hacia el futuro sostenible de las diferentes poblaciones de atún». Se analizaron productos de atún en conserva de al menos cinco marcas diferentes. En 50 de los 165 productos analizados «tienen incongruencias en la especie de atún empleada» y reconoce que el 56% de los productos tenían el ADN «tan deteriorado que no ha sido posible su identificación». Entre las irregularidades se encuentran «presencia de dos especies diferentes en la misma lata, práctica ilegal en la Unión Europea; distintas latas del mismo producto con especies diferentes y algunas latas contenían especies distintas a lo que se indicaba en la etiqueta».

Greenpeace señala que el estudio confirma que las marcas Calvo (Coruña) y Campos (Bermeo) contenían la presencia de dos especies distintas en la misma lata -atún rabil y atún patudo-, lo que es, a juicio de la organización ecologista ilegal.

«La industria conservera no sólo está engañando a los supermercados y a los consumidores sobre el atún que se llevan a casa, sino que también les está haciendo cómplices de la destrucción», precisó Paloma Colme- narejo, responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace. «Las compañías atuneras están enlatando diferentes especies, incluidos juveniles de poblaciones amenazadas, en latas que los consumidores esperan que contengan un producto sostenible», criticó.

Greenpeace identificó el uso de los dispositivos de agregación de peces (FAD, en sus siglas en inglés) como la causa principal de la mezcla de especies y de la captura de juveniles de atún de especies sometidas a sobrepesca que se utilizan en combinación con las redes de cerco. El 70% de las capturas proceden de ese sistema. Son objetos flotantes que «atraen» no sólo a juveniles de atún, sino a especies amenazadas. Esta organización pidió que se prohíba su uso. «Una vez en los congeladores, la identificación y clasificación de juveniles es muy difícil, y como resultado se produce la mezcla de especies en los procesos de conserva», dijo Colmenarejo.