[ANÁLISIS] NUEVA INICIATIVA DE LA IZQUIERDA ABERTZALE
Año y medio para un vuelco revolucionario
Los profundos cambios que la izquierda abertzale ha ido realizado internamente están teniendo sus repercusiones externas, moviendo el escenario político vasco. Está claro que asistimos a un cambio de ciclo que está siendo impulsado con determinación por el independentismo.En estos meses la izquierda abertzale ha adaptado su base estratégica, ha transformado su organización interna y ha iniciado una nueva vía de alianzas.
Iñaki IRIONDO
Desde que en verano de 2009 sectores de la izquierda abertzale impulsaran un debate en profundidad para aclarar dónde estaban y a dónde querían ir, lo que incluía la revisión de aspectos básicos que nunca antes se habían discutido de esa manera, el independentismo ilegalizado ha desarrollado un vuelco revolucio- nario. Revolucionario por cuanto ha supuesto un cambio rápido y profundo. Y revolucionario, sobre todo, porque ese cambio se ha realizado siguiendo los principios de la izquierda emancipadora y transformadora.
En año y medio la izquierda abertzale ha realizado una adaptación de su base estratégica a los nuevos tiempos y a la etapa política que ha ayudado a construir en sus cincuenta años de lucha, apostando inequívocamente por el uso de las vías exclusivamente pacíficas y democráticas. En este tiempo, ade- más, ha transformado también su propia organización y funcionamiento interno. Y, por si todo ello fuera poco, ha iniciado un nuevo camino de alianzas estratégicas, que el 20 de junio se hizo visible con el acuerdo suscrito con Eusko Alkartasuna en el Palacio Euskalduna, y que después ha tenido su desarrollo con diferentes documentos. mociones y movilizaciones en los que también han participado Alternatiba y ocasionalmente Aralar.
Todos estos pasos, a pesar de que públicamente han pretendido ser minusvalorados e incluso despreciados, han ido teniendo su incidencia en el escenario político vasco. Por un lado, todos los partidos y los medios dan por hecho que nos encontramos a las puertas de un nuevo ciclo. Unos lo hacen tratando de levantar mayores y más gruesos muros de contención, pretendiendo frenar lo que se adivina como una marea ya imparable. Ahí están los últimos (y pese a ello ya caducos) acuerdos de PSOE y PP en torno a la Ley Electoral. Otros lo que pretenden es canalizar esa marea, para que se encauce por donde menos daño pueda hacerles. En esa labor parece estar el PNV, que lo mismo comparte mesa, mantel y menú de actuaciones con José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba, que pone en marcha la campaña «Batu Gaitezen» en Gipuzkoa en previsión de que la izquierda abertzale esté legalmente en las urnas y con muy buenos resultados.
Por último, tampoco cabe olvidar que hay quienes están contribuyendo a que el escenario cambie con compromisos, como los adoptados por EA, que les están costando amenazas exteriores y alguna contradicción interna.
La izquierda abertzale dio ayer un nuevo paso en su apuesta por la independencia y el socialismo, cuyo elemento más destacado mediáticamente es el anuncio de que presentará unos estatutos que se adapten a la antidemocrática Ley de Partidos con la intención de tener una formación legal. No es extraño que la novedad pueda chirríar en los oídos de algunos de sus militantes y simpatizantes.
Sin embargo, la decisión obedece al mandato de las bases que en la resolución «Zutik Euskal Herria» ya reclamaban la creación de «una formación política legal», lo que es imposible de lograr sin cumplir determinados requisitos. De hecho, incluso cumpliéndolos, habrá que ver lo que ocurre, pues son muchos los intereses que PSOE y PP tienen en mantener fuera del juego legal a la izquierda abertzale. Y se observa también que las asociaciones de «víctimas del terrorismo» están siendo utilizadas como ariete ideológico para presentar como una traición a la memoria e incluso a España lo que en cualquier parte de Europa no es sino la aplicación de la democracia y el sentido común.
La imagen de los reunidos ayer en Iruñea, unos jóvenes y otros curtidos por años de cárcel o de militancia política en diversos campos, todos juntos avalando los nuevos pasos que se van dando, es un mensaje claro y contundente de unidad interna, nítido para cualquiera que lo quiera ver.