En uno de los millones de reportajes realizados sobre las elecciones al Parlament de Catalunya que se celebraron ayer, apareció un encargado de una empresa de apuestas y nos dio una buena pista asegurando que eran más fiables las apuestas que las encuestas. Es decir, en primer lugar aprendimos, y perdonen la ingenuidad, que se hacen apuestas sobre los resultados electorales. En segundo lugar que una cosa es el deseo de que gane una opción política concreta y otra que inviertas tu dinero para sacar una rentabilidad inmediata por lo que debes apostar pensando en lo que realmente puede pasar. Por lo tanto, aunque tú votes por convicción o por sentimentalismo a un partido, después apuestas por que ganará otro. Estas son las nuevas ciencias demoscópicas, los nuevos parámetros de medición de las intenciones de voto o el descalabro estructural del voto como expresión de la confirmación de una idea política.

El voto como apuesta. No vayamos más allá, que como nos pongamos a pensar, a lo mejor es esto lo que se llama voto útil. Simplemente que metidos en apuestas nos gustaría saber si existe alguna que indique si la nueva opción de la izquierda abertzale, tan modosa ella, va a ser autorizada por los tribunales. Si va a pasar el filtro político y estratégico de cara a las elecciones municipales del mayo próximo. De existir esta apuesta, con una mirada a cómo van y a cuánto se pagan las opciones, nos bastaría para vislumbrar por donde van a ir las decisiones y así, nos ahorraríamos muchos disgustos, no alimentaríamos falsas expectativas.

Está claro que la apuesta de la IA presentada en Iruñea es constitucionalista, obvia, evidente, bastante más limpia que los enunciados estatutarios de cualquier otro partido político ya existente, pero como no se trata de lo que se digan en esos estatutos, sino en cómo estén los valores en las casas de apuestas políticas, nadie puede asegurar los resultados. Estamos ante una ruleta de mensajes contradictorios que solamente demuestran que hay un camino que se está haciendo y deja a muchos descolocados. Yo tengo muy clara mi apuesta, y me parece que esta vez estoy en el grupo de la inmensa mayoría de ganadores.