Irregularidades en los centros de votación, restricciones a los periodistas y compra de votos han marcado la jornada electoral en la que participaron ayerlos egipcios para renovar la cámara baja del Parlamento.

A las urnas estaban convocados 41 millones de electores para designar a 507 diputados, en una votación que será seguida el 5 de diciembre con una segunda vuelta en aquellas circunscripciones en las que ninguno de los aspirantes consiguió la mayoría absoluta. La comisión electoral indicó que daría a conocer los primeros resultados mañana martes.

Observadores independientes y la mayor fuerza opositora, los Hermanos Musulmanes, coincidieron en denunciar numerosas irregularidades en la jornada, que arrojan dudas sobre la promesa del Gobierno de que habría una elección limpia y libre.

Entre las irregularidades detectadas, destacaban la compra de votos, la prohibición para la prensa de tomar imágenes de las urnas, e incluso en lo referente a los horarios.

No solo hubo retrasos en la apertura, sino que dos horas antes del cierre, varios organizadores de las elecciones en la escuela Mohamed Ali convocaban a los votantes para informarles de que el colegio cerraría en apenas 30 minutos.

La agrupación de los Hermanos Musulmanes, que acaparan la quinta parte de la cámara baja del Parlamento que acaba de concluir su mandato, denunció ataques contra aspirantes y seguidores de su grupo.

El incidente más grave, aunque la comisión electoral habló de una jornada satisfactoria, fue la muerte del hijo de un candidato en El Cairo, que fue apuñalado mientras pegaba carteles en la calle.