Son tiempos de crisis, pero no son tiempos para quedarse de brazos cruzados. Así lo creyeron los responsables de la galería que el viernes pasado se inauguró en el número 7 de la calle Estrauntza de Bilbo. «Estamos en crisis, es verdad, pero, ¡qué le vamos a hacer!», expresaron. El local, como no podía ser de otra manera, lo han bautizado con el nombre de Krisis Factory.

«El estímulo y el bagaje a lo largo de los años nos acompañan y alimentan nuestra afición. La persecución y la satisfacción del coleccionismo perfilan con renovadora ilusión el espíritu emprendedor de lo que algunos consideramos el privilegio de estar más cerca de la obra creativa. Es así como uno se convierte en galerista», explican en su página web, www.krisisfactory.com. «Nace con la intuición y la necesidad de mirar hacia adelante, con rigor y las dosis suficientes de informalismo medido para la exhibición de las obras».

Con un suelo de hierro, manteniendo la esencia de Bilbo, la galería pretende promover la obra de autores vascos ya consagrados, así como promocionar a nuevos jóvenes talentos.

La luz de Biderbost

Krisis Factory se estrena con la obra de Fernando Biderbost. Hasta el próximo 18 de diciembre, el pintor bilbaino muestra veinte cuadros de diverso formato pintados entre 2009 y 2010.

Son cuadros que «se expresan a través mío», cuenta Biderbost. «Este concepto me libera del `yo' con lo que pongo a la pintura en una situación que limita con la libertad. Esta libertad, si logro conseguirla, es la que busco para que el cuadro se disponga a expresar, a fabricar información plástica. Busco la sorpresa pero sin forzar a la pintura. Y, al fin, lo que queda es una exploración sobre la propia pintura».

Biderbost lleva unos diez años de consciente evolución en su pintura. «Va derivando desde el utilizar el color como algo prioritario, las texturas gruesas y casi el uso exclusivo del óleo, hacia la fabricación de atmósferas, el aire y la luz, lo que me libera del expresionismo puro y duro», explica.

Por ello prefiere hablar de la luz y no del color en sus obras. «El color no existe en la naturaleza. Es algo subjetivo. Un mecanismo del ojo. Un engaño necesario para la sobrevivencia del hombre. La luz no sólo existe sino que somos producto de ella. Viaja por el espacio y por el aire a la máxima velocidad permitida en el Universo. Esto hay que tenerlo en cuenta a la hora de pintar. Pues, según priorices el color o la luz, los resultados serán diversos. Creo que el que va detrás de la luz puede ir mas lejos. Pero esto es una deducción lógica. El color es un mero agente de la luz. El color es el agua en donde nadan los ojos».