Las urnas colocan a CiU en la Generalitat y golpean a PSC y ERC
CiU logró un triunfo rotundo que recuerda a los que la formación cosechaba en las décadas de los ochenta y noventa. Pese a no lograr la mayoría absoluta, su líder, Artur Mas, se perfila como futuro president tras unos comicios que han confirmado el batacazo electoral del PSC de un José Montilla ya en retirada, y de ERC, que pierde la mitad de escaños y votos y cede el tercer puesto al PP. Destaca la irrupción en el Parlament del independentismo liderado por Joan Laporta.
GARA | BARCELONA
Los pronósticos se cumplieron y las elecciones del 28-N han supuesto un terremoto que devuelve, con matices, a la política catalana a tiempos pretéritos.
Con el 100% de los votos escrutados CiU vence en las elecciones autonómicas -lo que no es ninguna novedad, ya que lo ha hecho en todas las ocasiones menos en el 2003, con el PSC de Pasqual Maragall-. Pero esta vez lo hace con una rotundidad desconocida desde 1995, aunque con 62 escaños se quede a seis de la mayoría absoluta en el Parlament, fijada en 68.
El líder convergente, Artur Mas, se asegura así prácticamente la presidencia de la Generalitat a costa de un Tripartit al que las urnas confirman su anunciada defunción. Pero el requiem por esta experiencia política, que ha dominado la escena política catalan en las dos últimas legislaturas, llega sobre todo de la mano de un desplome sin precedentes de ERC, que pierde más de la mitad de sus escaños y casi la mitad de sus votos (unos 200.000) y queda condenada a una deshonrosa quinta posición en el panorama político catalán, por detrás del PP e incluso de sus socios de gobierno de ICV.
El PSC se deja jirones
El PSC es también el gran perdedor de las elecciones, aunque finalmente logre maquillar en cierta manera el descalabro anunciado al cierre de los colegios por buena parte de los sondeos a pie de urna.
La formación liderada por José Montilla pierde un cuarto de diputados respecto a las elecciones de 2006 (pasa de 37 a 28) y se deja la friolera de 200.000 votos, como castigo tanto su errática gestión al frente de la Generalitat como a la grave situación económica del Estado español y, por ende, en Catalunya. La sensible diferencia entre lo que anunciaban los sondeos de TV3 y de otros medios de comunicación con respecto al escrutinio real -varios de esos estudios demoscópicos le augu- raban no más de 24 escaños- parecería obedecer a un fenómeno que se da en muchas citas electorales: parte de los votantes ocultan el sentido de su voto, o incluso mienten a la salida del colegio electoral. Ello no oculta que el PSC cosecha, de hecho, los peores resultados de su historia.
El tercer socio, ICV, mantiene prácticamente su cuota, perdiendo dos de sus 12 asientos. Un resultado que cobra especial relevancia si tenemos en cuenta que se trata de la única formación que ha defendido la denostada gestión del Tripartit, experiencia dada ya por muerta durante la campaña electoral tanto por el PSC como por ERC.
La formación liderada por Joan Herrera demuestra, una vez más, la fidelidad a toda prueba de su electorado, una fidelidad que le otorga el premio de consolación de convertirse en la cuarta fuerza política. Consuelo, en todo caso, habida cuenta de que la muerte del Tripartit le condena a la oposición. El Tripartit suma, de esta manera, 48 escaños, 22 menos que hace cuatro años. Y la mitad de esos escaños desaparecen por la fuga masiva en ERC.
El PP se consolida como tercera fuerza en el escenario autonómico catalán, y lo hace ganando cuatro escaños. Una victoria parcial que desmiente los discursos que aseguran que estaríamos ante una fuerza política residual pero que, con todo, no altera el hecho de que la formación sucursal de la derecha española sigue siendo poco decisiva en el escenario catalán. En todo caso, su valor político sigue residiendo en la posibilidad, cierta según los sondeos, de que vuelva a La Moncloa tras las elecciones generales españolas, previstas en principio para la primavera de 2012.
Siguiendo en la órbita del españolismo, Ciutadans repite prácticamente resultados manteniendo su actual representación con tres escaños.
Irrupción de Laporta
Otro elemento destacado de la jornada electoral es la irrupción, con hasta cuatro escaños, de la formación independentista de nuevo cuño liderada por el ex presidente del F.C. Barcelona, Joan Laporta. No cabe duda de que la dispersión del voto soberanista, incluso con la aparición en escena de Reagrupament, que finalmente no consigue ningún escaño, ha repercutido en la debacle de ERC.
Laporta, que logra su escaño por Barcelona, ya se apresuró a anunciar que sólo apoyará a CiU en caso de que acceda a declarar la independencia de Catalunya.
Y nada apunta a que Artur Mas tenga intención de hacerlo. El líder de CiU, que logra de sobra su objetivo de superar en escaños al Tripartit, se ve ya como president, aunque sea con un gobierno en minoría y con pactos puntuales, siguiendo la estrategia del PSOE en Madrid y que se ha venido a bautizar como geometría variable.
Así las cosas, el ambiente en la sede electoral de CiU -el hotel Majestic de Barcelona- recordaba a tiempos pasados, como hacía mucho tiempo no se veía. Sus portavoces presentaron los resultados como una «victoria histórica del catalanismo».
El presidente catalán y candidato del PSC a la reelección, José Montilla, anunció al final del escrutinio que en el próximo congreso del partido no optará a ser el primer secretario del PSC, con lo que abre no sólo el debate sucesorio en el cartel electoral en Catalunya, sino también en el liderazgo del partido.
Poco antes, el portavoz del PSC, Miquel Iceta, admitía la derrota y en cuanto a las causas, apuntaba que «no parece muy atrevido» atribuirlo a la crisis económica. «A ello se añaden otras causas, como la desafección política, los errores propios o la sentencia del Tribunal Constitucional» español sobre el Estatut, remarcó el portavoz en un ejercicio de autocrítica.
Las planas mayores del PSOE y del PP en Madrid siguieron el escrutinio electoral desde sus respectivas sedes centrales.
El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, siguió el recuento desde el Palacio de la Moncloa.
Un hombre lanzó un huevo al portavoz del PSC, Miquel Iceta, cuando comparecía ante la prensa para valorar los sondeos a pie de urna. El hombre, de mediana edad, realizó su acción al grito de «Viva España» y «Me habéis quitado el trabajo».
La participación rozó finalmente el 60%, en torno a tres puntos más que en las elecciones de 2006. El voto en blanco alcanzó un 3% de los sufragios.
El presidente de ERC, Joan Puigcercós, admitió el gran retroceso sufrido por Esquerra, al pasar de 21 a 10 diputados.
En su comparecencia en la sede electoral de ERC, Puigcercós felicitó a CiU y a su líder, Artur Mas, la vez que concedió que el amplio resultado que ha obtenido le permitirá gobernar con comodidad.
«Nosotros hemos perdido las elecciones -reconoció Puigcercós con la tristeza reflejada en su rostro-, lo teníamos difícil, y queríamos condicionar la política catalana, pero no lo hemos conseguido».
Según el presidente de ERC, su partido «ha hecho una buena campaña», a pesar de que ha perdido unos 200.000 votos en estas elecciones con respecto a 2006 y, no sólo ha dejado de ser la tercera fuerza, sino que ha pasado a ser la quinta, por detrás de ICV-EUiA, lo que se ha traducido en una pérdida de 11 escaños. Se trata de los peores resultados de ERC desde 1988, cuando obtuvo 6 diputados.
«Hace siete años los ciudadanos quisieron en 2003 una alternancia democrática para que gobernase el catalanismo de izquierdas; hoy las urnas han hablado para posibilitar otra alternancia y que sea el catalanismo de centroderecha el que gobierne», señaló.
Tras insistir en que «sigue siendo el catalanismo el único instrumento que puede hacer avanzar este país», añadió que «soy consciente de que llega un tiempo convulso, de mucha dificultad, pero seguiremos haciendo país y seguiremos trabajando para vestir una izquierda independentista de este país«, añadió Puigcercós, para concluir que ERC seguirá con su compromiso «con la democracia, la justicia social y la liberación nacional» de Catalunya.
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