Los resultados electorales han dejado un claro panorama institucional en Catalunya, con una aplastante victoria en las urnas, la de CiU, y dos dolorosas derrotas, las del PSC-PSOE y ERC. Artur Mas será el nuevo president de la Generalitat porque, pese a que la coalición que lidera no contará con mayoría absoluta, no tendrá rival -al menos con posibilidades reales- en la votación de investidura. La composición del nuevo Parlamento deja las manos libres al candidato corvengente para formar gobierno en base al programa que ha presentado al electorado.

Aunque las encuestas lo habían predicho, el golpe que ha recibido ERC debió doler mucho anoche tanto a sus dirigentes como a su militancia más fiel. Pasar en cuatro años de recoger más de 400.000 votos a poco más de 200.000 -perdiendo 11 de los 21 escaños- sólo puede entenderse como un duro varapalo. Las razones de este hundimiento, que retrotrae a la formación republicana a una etapa que parecía superada en la última década, no se pueden limitar al desgaste que ha supuesto gobernar junto a PSC e ICV, porque hace cuatro años, después de la convulsa experiencia del primer tripartito, el que presidió Pasqual Maragall, el «castigo» de las urnas fue muy suave y, quizá por ello, la dirección de ERC volvió a apostar por esa fórmula.

La derrota del PSC no sólo había sido vaticinada por los sondeos, ya que el propio Montilla la había certificado anticipadamente al arrancar la campaña prometiendo que no volvería a repetirse un gobierno tripartito. Por ello, pese a los mensajes triunfalistas del PP con la puesta vista en las próximas elecciones al Parlamento español, anoche los dirigentes del PSC y los del PSOE asumieron los resultados como una derrota inevitable que abre paso a una renovación necesaria, fundamentalmente, en lo ideológico.

La única incógnita que falta por despejar es el papel que jugará Solidaritat Catalana per la Independència, el partido de Joan Laporta, en el nuevo Parlamento catalán, en el que tanto los catalanistas de ICV como los españolistas de Ciutadans mantienen su peso específico.