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Un partido de reunificación que encumbró los 40 años de carrera de un árbitro alemán

El pasado 20 de noviembre las selecciones de la ex Alemania del Este (RFA) y del Oeste (RDA) jugaron un partido en Leipzig para celebrar los 20 años de la reunificación. Detrás de este encuentro existen anécdotas y sucesos que seguramente poca gente sabe. Por eso, qué mejor manera de conocerlas que por medio de una persona a la que le tocó vivir muy de cerca la historia alemana y que tuvo el privilegio de rememorar este partido a pie de campo.

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Imanol CARRILLO

Originalmente, el duelo entre las dos Alemanias -la campeona del mundo en 1990 contra el equipo nacional de la RFA- debía haberse disputado el 21 de noviembre de 1990 debido a la disolución de la asociación de fútbol alemana de la RFA y la consiguiente unión con la DFB. Pero el encuentro tuvo que ser aplazado por cuestiones de seguridad, ya que unos días antes hubo varios altercados importantes y un seguidor resultó muerto cuando le alcanzó una bala de la Policía.

Así, el encuentro se volvió a repetir el pasado 20 de noviembre, 20 años más tarde, en Leipzig, lugar de fundación de la DFB y donde comenzó la revolución pacifista en 1989 antes de la caída del Muro de Berlín. En ese partido participaron, entre otros, Lothar Matthäus, Jürgen Klinsmann, Andreas Brehme, Andreas Köpke, Guido Buchwald, Thomas Helmer, Karl-Heinz Riedle, Thomas Berthold y Stefan Reuter representando a los campeones del mundo, mientras que por parte del equipo de la RFA jugaron, entre otros, Ulf Kirsten, Andreas Thom, Thomas Doll, Olaf Marschall, Uwe Rösler, Darius Wosz, Perry Bräutigam y Torsten Kracht.

En cuanto a los entrenadores, la ausencia de Franz Beckenbauer -el entonces entrenador del equipo vencedor del Mundial de 1990-, debido al partido de liga que tenía que disputar ese día el Bayern de Múnich, hizo que Berti Vogts fuese el elegido para dirigir al conjunto de la RDA, mientras que Eduard Geyer se encargó de la RFA.

Para este tipo de encuentros la federación alemana de fútbol suele utilizar árbitros de la Bundesliga, pero en esta ocasión quiso homenajear a los árbitros de categorías inferiores. Y ahí le llegó la oportunidad de su vida a Lothar Forstner, un árbitro de 59 años que tuvo la responsabilidad de llevar a cabo las labores de cuarto árbitro.

Forstner vive actualmente en el pequeño pueblo de Dommitzsch. Lleva 40 años arbitrando, período de tiempo en el que ha tenido el privilegio de dirigir encuentros en Segunda División en la antigua federación de la RFA.

Apenas tuvo tiempo para reaccionar cuando recibió la sorpresa. «Estaba muy sorprendido y orgulloso de que me hubiesen elegido solamente a mí. La noticia me llegó tan sólo tres días antes de disputarse el encuentro y al principio pensaba que me querían tomar el pelo», explica Forstner.

«Justo antes de la finalización de mi carrera como árbitro, sentía una gran satisfacción por poder estar en el partido como un participante activo y no ser sólo un espectador. Nunca me imaginé que podría haber participado en un partido tan importante. Muchos se han alegrado por mí y seguramente también haya gente con envidia», añade.

La anécdota de Kirsten y Matthäus

El estadio de Leipzig mostraba una imagen espectacular, con 15.000 aficionados en las gradas. Pero ninguno de ellos se dio cuenta de lo que sucedió en el terreno de juego nada más salir los capitanes de ambos equipos a hacerse la foto oficial. «Yo estaba justo encima de la línea del centro del campo, entre los capitanes Ulf Kirsten y Lothar Matthäus. Entonces, Kirsten le dijo a Matthäus que se acercase un poco más a él. En un tono jocoso, Matthäus le respondió que no era posible porque ahí estaba la frontera (la línea del centro del campo). Se refería simbólicamente a la frontera entre el Este y el Oeste. Acto seguido todos los jugadores se mezclaron para las fotos y todo ello simbolizó la caída del Muro de Berlín y la reunificación de Alemania», cuenta orgulloso Lothar Forstner.

Una vez se estaba disputando el encuentro, el cuarto árbitro reconoce haber tenido mucho trabajo, sobre todo por los numerosos cambios que se dieron y al tener que advertirle una vez al técnico Berti Vogts cuando éste se quejó de un penalti contra su equipo. Además, «ayudé al portavoz del estadio porque no conocía muy bien a los antiguos jugadores de la RFA», señala satisfecho. «Pero al final teníamos todo bajo control y estuve en la cumbre de mi carrera como árbitro». En este tipo de partidos simbólicos, el resultado suele ser lo de menos, pero como dato, la RFA venció 1-2 gracias a los goles de Marschall y Kirsten. El tanto de la honrilla fue obra de Karl Heinz Riedle.

Una vez alcanzada la cima de su carrera como colegiado, el próximo reto de Lothar Forstner es ver pronto en directo un partido de fútbol en Donostia, ya que su hija Juliane lleva varios años afincada en la capital guipuzcoana.

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