CRÍTICA cine
«Skyline»
Koldo LANDALUZE
Skyline” venía avalada por ciertos comentarios que la emparentaban con ese tipo de propuestas de bajo presupuesto que no sólo coquetean, sino que superan en taquilla, a muchas otras superproducciones anunciadas con bombo y platillo. Presuntamente hermanada con películas similares, en sus intenciones presupuestarias, como “Monstruoso” de Matt Reeves o la muy original “District 9” de Neill Blomkamp, la segunda experiencia detrás de la cámara de los hermanos Colin y Greg Strause (“Alien vs. Predator 2”) no es más que un producto de consumo utrarápido y amparado en el encanto de las añejas películas de serie B sobre invasiones extraterrestres cuya intención es la de entretener al personal por la vía rápida y fácil que siempre se le presupone al recurso de los efectos digitales de última generación en los cuales parece haber sido invertido el 90% de un presupuesto que no daba para contratar a rostros conocidos que dotaran de cierto empaque a unos personajes planos y errantes; únicamente la presencia de Eric Balfour, modelo y actor curtido en el medio televisivo, figura entre los más rostros más reconocibles que desfilan por la pantalla.
La prestigiosa compañía WETA ha sido la encargada de poner en funcionamiento esta enésima invasión marciana y dotar de cierta “verosimilitud” a escenas de relativo impacto visual como la que protagoniza un bombardero estadounidense empeñado en derribar las naves extraterrestres lo cual provoca que el conjunto simule ser una variante de la no menos detestable “Independence Day”.
El resto, la historia, no da para mucho: una cuadrilla de amigos debe sobrevivir a la masiva abdución cerebral, vía aspiradora, que padece la raza humana a manos de unos pérfidos alienígenas. Saltos, carreras y caras de susto se alternan a lo largo de un metraje cansino y aparatoso que deriva hacia uno de esos epílogos que te provocan que arañes la butaca y rías por no llorar.