EUROLIGA El Baskonia, obligado a no fallar
Barac da continuidad a la estirpe
El pívot croata, MVP de la ACB del mes de noviembre, comienza a adquirir la importancia -no sólo en números- de sus predecesores en un puesto tan complicado como el de cinco titular.
Jon ORMAZABAL
Ser el siguiente eslabón de una cadena que comenzó con Oberto, pasó por Scola y cuyo testigo fue tomado por Splitter debe dar vértigo a cualquiera, por mucho que se esté acostumbrado a las alturas de sus 2,17 de estatura. En estos tiempos en los que abundan los pívots tiradores y de buena mano y en los que los cincos de toda la vida son rara avis, la factoría Baskonia ha encontrado un filón con su último producto, un Stanko Barac que comienza a ganarse, a base de premios y de asunción de importancia en el juego de su equipo, el honor de pertenecer a un linaje de tal calado.
Con 16 puntos por partido, completando su estadística con 11,25 rebotes, 2,25 asistencias, 1,25 recuperaciones, 1,75 tapones y 4 faltas recibidas, el pívot croata fue nombrado ayer el MVP de noviembre de la ACB, la competición que presume de ser la mejor tras la poderosa NBA. Pese a la derrota de su equipo ante el Maccabi, el croata tocó también su techo en Euroliga con 18 puntos, 13 rebotes y cuatro tapones, para un total de 34 de valoración sólo superado por Kristof Lavrinovic.
«Sin la presencia de Tiago Splitter estoy teniendo muchos más minutos que el año pasado y la confianza del entrenador en mi juego interior. Hasta el momento me está yendo muy bien y voy a dar el 100% para que siga siendo así», declaró ayer.
Sin embargo, su capacidad para acumular números era algo probado en etapas anteriores, sin ir más lejos la temporada pasada, cuando los problemas físicos de Splitter le ofrecieron continuidad y minutos. La gran duda radicaba en su respuesta a la hora de ser la referencia interior del Baskonia y, sin los problemas físicos que le impidieron jugar los dos últimos play-offs, es ahí donde el croata más está creciendo.
Termómetro
Porque para bien y para mal, el croata es, hoy por hoy, el termómetro más fiable para saber qué Baskonia tenemos delante, el líder de la ACB, o el quipo que no puede permitirse un resbalón más si quiere seguir manteniendo sus opciones de Top-16. Cuando el croata está bien, y las faltas personales -su principal asignatura pendiente- le permiten estar más de 30 minutos en cancha, el Baskonia es un equipo equilibrado, sólido y buen reboteador.
Sin embargo, pese a la versatilidad que posee la actual plantilla azulgrana, Barac, a sus 24 años, no tiene todavía la regularidad y fiabilidad de sus predecesores, tampoco posee esa permisividad arbitral a la que seguro ayudan galardones como el recién recibido, y cuando no tiene el día o las faltas le llevan al banquillo, el Baskonia es estanca. Sin él, no hay nadie que rebotee tan fiablemente, nadie que intimide, ni nadie que genere huecos para los exteriores, y por ahí ha venido el pecado europeo que tiene a los de Ivanovic sin margen de error.
Analizando la trayectoria de esta primera fase de la Euroliga, el principal pecado azulgrana radica en el tropezón sufrido ante Zalgiris en Zurbano. Precisamente esa fecha coincide con el peor partido de Barac, en el que Ivanovic lo tuvo muchos minutos en el banco por la superioridad de los interiores lituanos. Una semana después, los azulgranas permitieron a Partizan remontar 11 puntos en un último cuarto sin Barac, eliminado por faltas.
En ACB, ocurre algo similar, ya que la única derrota cosechada hasta la fecha coincide con la visita a Málaga, donde la dureza de Freeland y Archibald desconectó al croata.
El paso adelante de Barac es la mejor noticia del Baskonia actual, pero urge una solución que mitigue esa dependencia, mientras Musli sigue siendo testado en el banco de pruebas.