Los accionistas de la Real Sociedad están citados a las siete de esta tarde en el velódromo de Anoeta para celebrar una Junta marcada por la sentencia del juez Malagón que, más allá de considerar a Badiola como culpable del concurso de acreedores, obliga a una reflexión.

A efectos económicos, si no prospera el recurso que Badiola ha anunciado que va a presentar ante la Audiencia Provincial tras reconocer que ha sufrido «una gran derrota... enorme»-, la Real no deberá pagar a Light House nada de los 2,2 millones que reclamaba. Tras la quita del 50% le habría correspondido cobrar 1,1.

Pero lo más importante es que la sentencia impone la lógica mercantil sobre la ilógica futbolística y crea un precedente. No sólo considera culpable a Badiola tras la locura de sus seis primeros meses de mandato, también responsabiliza al Consejo anterior e implícitamente dice que el club debe ajustar ingresos y gastos en Primera y, lo que es más difícil, en Segunda. Y las cuentas que se aprobarán hoy, por muy bonitas que parezcan, confirman que el club sigue sin estar preparado para asumir un descenso.

3,9 millones de pérdidas reales

La Real perdió 3,9 millones reales en el mejor escenario que puede tener en Segunda, en un año de ascenso, de máxima ilusión, de subida de abonados, de venta de muchas camisetas por el Centenario... Y de ellos sólo la mitad corresponden a primas de ascenso. Si la Real no llega a subir la situación hubiera sido muy complicada en el plano económico.

El Consejo ha aplicado herramientas contables para pasar de un patrimonio neto negativo de 30,5 a uno positivo de 27 gracias a la activación del derecho de uso de Anoeta, de los préstamos participativos y de las consecuencias del convenio de acreedores, que han permitido pasar de las pérdidas de 3,9 a unos beneficios de 6,1. Pero ninguno de estos aspectos que mejoran el balance han supuesto una entrada de dinero.

Y si el descenso demostró que la Real no estaba preparada para sobrevivir en Segunda, el pasado ejercicio ha confirmado que las muchas y acertadas medidas tomadas resultan insuficientes. Y el Consejo y los técnicos siguen sin ser conscientes de que no se pueden gastar 4,2 millones en fichajes este verano, lo que obliga a arrastrar cantidades importantes por su amortización en los próximos años aunque se baje a Segunda, ni tener 24 jugadores con ficha en la primera plantilla, ni hacer apuestas de jugadores foráneos por más de dos temporadas sin saber si funcionarán.

Lo triste es que esa reflexión no se dará hoy en una Junta en la que se espera que Aperribay reciba un gran apoyo de los accionistas y en el que el aliciente estará en lo que pueda decir o hacer Badiola. El riesgo es que sólo gente como él sin nada que perder se arriesgue en el futuro a dirigir un club en el que si se desciende corren el riesgo de ser culpados de la situación porque, tal como funciona, no puede ajustar su presupuesto en Segunda. Y en Primera, pese a los 15 millones de la tele, necesita este año 3,5 de Diputación y Kutxa para presentar un presupuesto con beneficios...