El cólera que asola Haití tuvo su origen en la misión de la ONU
Un informe realizado por uno de los mayores expertos mundiales sobre el cólera viene a dar la razón a la población haitiana y confirma que el brote que provocó la epidemia surgió de un campamento de cascos azules nepalíes de la ONU, que vertían sus aguas fecales directamente a un río que servía de suministro a la población. Toda una paradoja que explica el drama del pueblo haitiano, anegado en el simulacro de ayuda de la «comunidad internacional».
GARA
El foco infeccioso de la epidemia del cólera que ha causado más de 2.000 muertos y 90.000 enfermos partió de un campamento militar de los cascos azules de la ONU.
El brote surgió concretamente en Mirebalais, una pequeña población situada en el centro del país. Los propios lugareños, y en general los haitianos, acusaron desde un primer momento a los cascos azules nepalíes de la ONU de ser los responsables de la aparición de la epidemia, desconocida en Haití desde hace 150 años.
Los vecinos acusaron concretamente al contingente de soldados de la ONU de verter sus aguas fecales directamente al río Artibonite y propagar así la epidemia.
Un estudio encargado por el Gobierno de Haití al Ejecutivo francés y realizado por el profesor Renaud Piarroux, considerado uno de los principales especialistas del mundo en el estudio de la epidemia de cólera, no deja dudas del origen de la enfermedad y viene a dar la razón a las denuncias haitianas, despreciadas desde un primer momento como obra de gente inculta y propensa a la búsqueda de chivos expiatorios.
Esta versión, de la que se hicieron eco los principales medios de comunicación mundiales, fue alimentada por la propia ONU, que negó por activa y por pasiva la posibilidad de que la epidemia fuera obra de sus soldados y envió una misión de investigación a la zona del foco que concluyó que tal circunstancia era «imposible». El informe francés, enviado ya a Naciones Unidas, señala por contra, que «el punto de partida de la infección está localizado con total precisión» e insiste en que, «no hay otra explicación posible habida cuenta de que no había cólera en el país y de la intensidad, velocidad de propagación y concentración del bacilo del cólera (NDLR) en el delta del río Artibonite». El informe señala que el único elemento que falta «son los resultados a partir de análisis sobre la presencia del bacilo entre los nepalíes».
El informe coincide en que el brote coincidió con la llegada de los nepalíes. Nepal vive estos meses un brote de cólera.
El Consejo Provisional Electoral (CPE) de Haití advirtió al presidente saliente, René Préval, de que podrían producirse nuevas revueltas en el caso de que el candidato de su partido a las elecciones del pasado 28 de noviembre, Justine Celestine, sea presentado como el ganador de los comicios o uno de los aspirantes que se enfrentarían en una segunda vuelta el próximo 16 de enero.
Las autoridades electorales tenían previsto divulgar ayer los resultados, lo que podría reavivar las protestas que se sucedieron durante la jornada electoral después de que doce de los 18 candidatos denunciaran un fraude al considerar que el CPE y Préval habían acordado la victoria de Celestine para garantizar la continuidad de su formación, Inité, en el poder.
Por su parte, el candidato y músico Michel Martelly, conocido como Sweet Micky, quien se sumó a las denuncias de fraude electoral, adelantó que no aceptará un resultado en el que el candidato oficialista obtenga la victoria o pase a la siguiente fase. «Incluso si la segunda vuelta es entre Celestine y yo, protestaremos», advirtió. Y es que todas las encuestas coincidieron en presagiar una segunda vuelta entre Martelly y la exprimera dama Mirlande Manigat, a quienes Inité ha acusado de intentar dar un golpe de Estado a través de la impugnación de unos resultados que podrían convertir a Celestine en el próximo presidente haitiano.
La ONU ha hecho un llamamiento a la calma. Pero todo apunta a que los haitianos han dicho «basta». Ayer mismo fue muerto a balazos en que fuera inspector general de Policía del país, Etienne Saint-Gourdin. GARA