Desde la conquista de Nafarroa hasta los últimos acontecimientos políticos
Sería difícil abarcar en un solo libro todos los acontecimientos que han ido construyendo la historia política y social de Euskal Herria. Miles de momentos, miles de situaciones, miles de reivindicaciones que aún hoy día siguen estando a la orden del día. La Feria de Durango ofrece un amplio abanico de propuestas para conocer, a través de las publicaciones que han visto la luz este año, las diferentes versiones de la historia de este país.
Ariane KAMIO
La política y los acontecimientos sociales son dos aspectos que han dado mucho que decir y mucho más que escribir, y las lecturas políticas de los momentos más importantes de la historia de Euskal Herria son todavía hoy día los contenidos más demandados por el público. Durango acoge, como cada año, decenas de propuestas que invitan a conocer de primera mano y desde diferentes perspectivas, las distintas etapas, épocas y situaciones que se han vivido alrededor de los siete herrialdes.
Las editoriales Nabarralde y Txertoa se remontan quinientos años en la historia, hasta llegar a la conquista de Nafarroa. «Nafarroako konkistak 500 urte. 500 años de la conquista de Navarra» (Txertoa) rememora el quinto aniversario de la conquista de este territorio por parte de Castilla.
Con el mismo tema como argumento principal, Nabarralde ha publicado «Síntesis de la historia de Navarra», un ejemplar que busca recuperar nuestra memoria a través del proceso de construcción de la historia vasca. El autor iruindarra afincado en Donostia Luis María Martínez Gárate ha mirado al pasado de Nafarroa con la intención de «recuperar nuestra memoria histórica» necesaria, dice, «para construir una identidad fundamentada en lo que somos realmente y no en lo que los vencedores, que son quienes escriben la historia, nos han dicho que somos», según informaba Nabarralde en su página web.
Adelantándose un poco más en la historia, la misma editorial ofrece en Durango «Los orígenes del conflicto», escrito por el historiador navarro Mikel Sorauren. Es una obra que se refiere al conflicto que hoy presenta la nación navarra en su forma actual, un conflicto que puede decirse que tiene su origen en el cambio entre la Edad Moderna y la Contemporánea. Un periodo en el que se inician fuertes tensiones entre las instituciones navarras y las de Euskal Herria, con los Estados que dominan su territorio: el español y el francés.
La mayoría de los contenidos de libros políticos se centran, sin embargo, en la actual situación política de Euskal Herria y en los acontecimientos más destacados de los últimos años. Uno de los que mayor repercusión ha obtenido desde su publicación ha sido «El triángulo de Loiola» («Loiolako hegiak» en su versión en euskara), escrito por el periodista Imanol Murua y publicada por Ttarttalo. Vencedor del premio Euskadi de Plata 2010, este ensayo, redactado con la ayuda de la beca Tene Mujika, desglosa las negociaciones políticas mantenidas en el santuario de Loiola de Azpeitia en 2006 entre la izquierda abertzale, PSE y PNV. Pasado un cierto tiempo desde que en Loiola se produjo un intento inédito de alcanzar una solución política y pacífica al conflicto, la historia se conoce a grandes rasgos: años de acercamiento de posiciones en secreto, un diálogo intensivo junto al santuario, un borrador consensuado a tres bandas y, finalmente, la ruptura tras un intento de dar concreción a las cuestiones más ambiguas. Con el paso de los años, también han ido apareciendo los documentos. Y es con este libro cuando las tres partes reflexionan sobre su posición y actitud. Todas hacen cierta autocrítica y rescatan las lecciones del proceso. Jesús Eguiguren, por ejemplo, admite que arrancó mal y que Madrid no supo leerlo; Arnaldo Otegi, que tuvieron excesivas prisas al principio y no se explicaron bien en la recta final; Iñigo Urkullu, que no encontraron su sitio. Pero para todos, allí quedó algo que será válido algún día.
A la actualidad política vasca se suman también las novedades de la editorial Txalaparta. Conocida por sus publicaciones ligadas a cuestiones políticas, en la Feria de Durango presenta varios libros que, lejos de adentrarse en «versiones oficiales», recogen de primera mano algunas de las realidades que quedan siempre fuera de los comentarios institucionales. Hay mucho donde elegir: «Manual del torturador español» (Xabier Makazaga); «El amigo armado» (Raul Zelik); «Independencia. De reivindicación histórica a necesidad económica» (Nekane Jurado); o «La maza y la cantera. Juventud vasca, represión y solidaridad», escrito por Julen Arzuaga.
La visión de Ibarretxe
Otra de las personalidades que se ha sumado a la literatura política en el último año ha sido el ex lehendakari Juan José Ibarretxe quien, con la colaboración de Koldo Ordozgoiti, recoge en «El futuro nos pertenece. Memorias políticas del lehendakari Ibarretxe» (Alberdania) su biografía política. Bajo epígrafes como «Apoyé Lizarra», «La negociación fallida de EAJ-PNV y EA con ETA», «La masacre y la mentira del 11-M» o «El diálogo no puede exigir el abandono previo de las propias ideas», el índice muestra una relación de hechos en los que el ex lehendakari expresa sus pensamientos y que se acompañan de documentos oficiales.
Juan José Ibarretxe también aborda cuestiones de actualidad en ese epílogo, ya que hace referencia a la declaración de ETA del pasado 5 de setiembre, destacando su carácter «unilateral». Asimismo, considera que «la búsqueda de la paz y de la reconciliación» requiere arropar a las víctimas «de todas las violencias». En otro momento de su reflexión se dirige al PNV para reclamar «iniciativa política». «En la medida en que los proyectos nacionales hechos desde Euskadi se formulen en términos de iniciativa política clara, nítida, esos proyectos tendrán un gran respaldo», mantiene. «En esta sociedad -prosigue- hay una mayoría de ciudadanas y ciudadanos que asumimos que somos un pueblo y que, por tanto, tenemos el derecho a escribir el futuro de nuestro puño y letra», por lo que entiende que «serán premiadas las personas y las fuerzas políticas que sepan trasladar iniciativas para enlazar con ese sentimiento generalizado, prácticamente ocho de cada diez personas en este país, que aceptan como propio que somos una sociedad madura que tiene la capacidad de decidir su propio futuro».
El libro incluye dos prólogos, uno escrito por el premio Nobel de la Paz Jon Hume y otro obra de Pilar del Río en sustitución del que no llegó a escribir José Saramago, además de un CD con documentos y leyes relacionados con los pasajes analizados.
Entre las novedades de la editorial Txalaparta destaca «Jon Anza. ¿El último crimen de Estado?», firmado por los militantes abertzales Joseba Zinkunegi y Juan Joxe Petrikorena, donde reflejan la vida del militante de ETA Jon Anza y se acercan a la verdad de lo sucedido. Las personas que más lo conocieron, familiares, amigos del barrio donostiarra de Intxaurrondo, de prisión, de correspondencia, de visitas y compañeros de militancia, muestran a una persona de fuertes convicciones, de ideas claras, obstinado, riguroso, exigente, constante, disciplinado, pero a la vez idealista, analista, artista, cariñoso, habilidoso, luchador y bromista.
Además, este trabajo dibuja el camino recorrido por una investigación que ha actuado como cortina de humo para ocultar unos hechos gravísimos, tal como ha sido denunciado por diferentes partidos políticos, agentes sociales y medios de comunicación, que han puesto sobre la mesa la sospecha fundada de un nuevo episodio de «guerra sucia».
Jon Anza desapareció el 18 de abril de 2009. Una de las pocas pistas que constan de su desaparición es que cogió un tren a las 7.00 en la estación de Baiona destino a Toulouse donde había de acudir a una cita con ETA, tal y como confirmó la organización armada el 19 de mayo. Sin embargo, el ex preso político donostiarra jamás llegó al encuentro. Fue hallado semiinconsciente en la terraza del restaurante Hippopotamus de Toulouse el 29 de abril del año pasado y, once días después, falleció en el hospital Purpan. Su familia, sin embargo, no tuvo noticias de su paradero hasta el 11 de marzo de 2010. Es decir, el cadáver de Jon Anza permaneció «olvidado» once meses en la morgue de este centro hospitalario. El mutismo por parte de las instituciones ha sido una de las principales bazas que han ensombrecido este asunto. El 29 de marzo se hizo público que el hospital recibió la orden de no enterrar el cadáver, por lo que las sospechas de una desaparición forzosa recobraron aún más fuerza. GARA