Abril de 2006. Tras prolongadas conversaciones secretas y después de tres años sin atentados mortales, ETA anuncia un alto el fuego. En el Gobierno del PSOE se opta por la cautela: pese al conocimiento directo de la posición de la organización armada, se inicia una «verificación». José Luis Rodríguez Zapatero recalca que el proceso será «largo, duro y difícil». La maquinaria judicial del Estado no se detiene, al contrario: Arnaldo Otegi es encarcelado por una causa anterior. Y sin embargo, la Embajada de Estados Unidos en Madrid lo ve claro: Zapatero está en condiciones de conseguir la mayoría absoluta para el PSOE gracias a ese proceso en ciernes.

Es una de las conclusiones de los -todavía muy pocos- informes diplomáticos difundidos por Wikileaks y referidos a Euskal Herria. En el caso del Estado español, los cables se van introduciendo en la red después de que ``El País'' informe de ellos en exclusiva. Así, estos días se han ido destacando aspectos como que la Embajada despreció rápidamente el intento de seguir mezclando a ETA con el 11-M o que el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, asumió que se equivocaron al mantener en prisión a Iñaki de Juana. Además de estos detalles concretos, leyendo los teletipos de la Embajada hechos públicos hasta ahora se puede rastrear con cierta nitidez su impresión general sobre el proceso de negociación 2005-2007. Se constata, en primer lugar, que los enviados de Washington no se oponen a la negociación. Y que, más aún, entienden que puede dar grandes réditos al PSOE.

Así, en el informe emitido el 17 de abril de 2006 -y clasificado como confidencial por el embajador Eduardo Aguirre- se recalca que el alto el fuego de ETA ha cambiado totalmente la relación de fuerzas entre PSOE y PP. «Ha levantado significativamente la intención de voto del Gobierno y marca un punto de inflexión enorme para el PP en su búsqueda del voto fluctuante [indeciso] de centro». Antes, el día 30 de marzo, la misma fuente ya ha dejado escrito que el alto el fuego proclamado una semana antes es «la principal victoria política de Zapatero».

Crítica al inmovilismo del PP

La Embajada del Gabinete de George Bush hace un análisis totalmente neutro de la cuestión vasca. No se posiciona ni a favor ni en contra de la «política sobre ETA» de Zapatero, pero sí le interesan mucho sus consecuencias electorales. En cables posteriores, deja claro que considera a ETA como un agente capaz de hacer ganar y perder elecciones a un partido.

En un informe elaborado el 7 de abril, a raíz del cambio de gobierno emprendido por Zapatero y que puso a Rubalcaba al frente de Interior, la diplomacia estadounidense constata que «no hay duda» de que la estrategia del Gobierno del PSOE le puede llevar «a ganar las elecciones [de 2008] por mayoría absoluta».

Unos días después, la Embajada insiste en que si el proceso sigue, y aunque no haya concluido con éxito para entonces, «será díficil que Zapatero sea derrotado». Su oficina en Madrid recuerda al Departamento de Estado de Washington que ETA «tiene 50 años de existencia», ha provocado 850 muertes y «hay perspectivas de que acabe». En otros teletipos se traslada que la izquierda abertzale mantiene «150.000 seguidores» o que hay «500 presos en cárceles españolas y francesas».

En consecuencia, la Embajada se muestra crítica con la oposición del PP, un aspecto que merece reseñarse dado que el partido presidido ya por Mariano Rajoy había sido un aliado estrecho para la Administración Bush. En concreto, se destaca que han aparecido encuestas que apuntan que «el PP debería sumarse a este esfuerzo» de Zapatero. Se da a entender que el discurso del partido contra el «diálogo con terroristas» ha perdido sentido una vez que se ha producido un alto el fuego. Y se advierte de que el PP podría ser señalado como «culpable» de un eventual fracaso si se ponía en contra del proceso.

La Embajada muestra que tiene contacto muy directo con los dirigentes del PP. Así, ahora se sabe que tras el alto el fuego el embajador habló con Eduardo Zaplana y Angel Acebes -con éste parece tener contacto periódico-. Tras ello, la comunicación diplomática recoge que el PP «continúa pintando un cuadro de penumbra sobre el estado del país bajo el gobierno de Zapatero, con Aznar proclamando que está cerca la `balcanización de España' con la independencia de Catalunya y el País Vasco». Para la Embajada, se trata de un mensaje «apocalíptico» que no casa con la realidad ni con las encuestas de opinión. En otro cable bastante posterior en el tiempo, la oposición del PP se define como «visceral».

En aquellas semanas, Estados Unidos observa que Zapatero ha puesto la cuestión vasca en el primer punto de su agenda y sitúa en ese contexto la decisión de encargar a Rubalcaba que lidere su política.

ETA puede «cambiar el chófer»

La cuestión vasca aparece de modo sólo puntual en los informes difundidos hasta ahora por Wikileaks. Lógicamente, en los informes de la Embajada aparecen con más frecuencia temas de política internacional y estratégicos para Washington, como el de Irak o el de Cuba. ``El País'', que sí ha accedido ya a todo el paquete de cables, ha anticipado que en los momentos de conflicto abierto en Euskal Herria la Embajada apenas se inmiscuye, pero que su interés crece sobremanera cuando se abren perspectivas de solución, como ocurrió en ese año 2006. ¿Quizás también en la actualidad? Habrá que esperar para saberlo.

Así, se sabe ya que en marzo de 2007 hubo al menos dos comunicaciones a Washington específicas sobre el caso de Iñaki de Juana Chaos, cuya larguísima huelga de hambre alcanzó resonancia en todo el mundo. Después de que el Gobierno español autorizase la «prisión atenuada», Rubalcaba admitió ante el embajador Aguirre que había sido el Ejecutivo de Zapatero quien había enquistado el problema al construir una imputación para mantenerle preso, como ya se ha publicado esta semana. Le dijo además que «el Gobierno sabe que ETA podría poner al PP en el lugar de chófer» del país en los comicios de 2008 a través de atentados mortales contra «uno o más» de los representantes de este partido.

ETA no hizo tal cosa. Al contrario, acabó con la vida de un ex concejal del PSOE Isasías Carrasco en plena campaña electoral de 2008. Sea como fuere, la conversación Rubalcaba-Aguirre constata que el Gobierno temía la capacidad de incidencia de ETA. Y que Washington también era consciente de ella.