El presidente de la región autónoma de Kurdistán Sur, Masud Barzani, reivindicó ayer durante el congreso de su partido el derecho de autodeterminación de los kurdos, lo que podría ser un preludio de una escisión en Irak.

«Vamos a tratar hoy la cuestión de la autodeterminación entre las personas que participan en este congreso, puesto que consideramos que tenemos derecho a la autodeterminación», declaró durante un discurso al comienzo del decimotercer congreso del Partido Democrático de Kurdistán (PDK), que dirige Barzani.

Es la primera vez que el dirigente kurdo propone en términos tan claros a su partido que se pronuncie sobre una posible independencia de Kurdistán Sur, que disfruta desde hace unos 20 años de una amplia autonomía frente al Gobierno central de Bagdad.

El congreso del PDK se abrió con la destacada presencia del presidente iraquí, Yalal Talabani, líder de la Unión Patriótica de Kurdistán (UPK); del primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki; y de Iyad Allawi, líder de Al-Iraquiyah, lista laica apoyada mayoritariamente por suníes y que logró el mayor número de escaños en el Parlamento de Bagdad en las pasadas elecciones legislativas.

Los 1.300 delegados del PDK estaban llamados a votar sobre la cuestión de la autodeterminación, indicó una fuente del seno del partido, sin precisar cuándo se producirá la votación.

El PDK es la principal fuerza política de Kurdistán Sur y la coalición que forma con la UPK es mayoritaria en el Parlamento de Erbil.

El partido tiene que nombrar una nueva dirección, compuesta por unos 50 miembros.

El PDK es uno de los componentes de la coalición que gobierna Irak. Y Barzani acaba de jugar un papel determinante para superar la crisis en la que Irak se sumió tras las elecciones del 7 de marzo.

De hecho, se debe a Barzani en gran medida el haber convencido a los líderes de las principales formaciones iraquíes para alcanzar un acuerdo para compartir el poder, que abrió la vía para la designación de las altos cargos del país, tras ocho meses de parálisis.

Al-Maliki dispone aún de quince días para formar su próximo gobierno.

Tras obtener una primera autonomía en la década de 1970, Kurdistán Sur, que agrupa tres provincias del norte de Irak (Erbil, Dohuk y Suleimaniyah), se emancipó realmente de la tutela de Bagdad tras la guerra del Golfo, en 1991.

Pero Kurdistán Sur siguió dividido por la despiadada guerra que mantuvieron entre finales de 1994 y 1998 el PDK y la UPK, que se saldó con 3.00 muertos.

Los dos partidos se reconciliaron a instancias de Washington hasta el punto de acudir en coalición a las elecciones de 2005, que auparon a Barzani a la Presidencia de Kurdistán Sur.

Kurdistán Sur dispone de su propio Parlamento y tiene competencias en todos los ámbitos, excepto en Asuntos Exteriores y Defensa. La autonomía kurda se ha enfrentado estos últimos años al poder central, especialmente por los contratos petroleros que ha firmado con empresas extranjeras y que Bagdad no reconoce.