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CUMBRE DE CANCÚN SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO

Cancún cede al Banco Mundial la gestión del cambio climático

La Cumbre de Cancún concluyó ayer con un acuerdo in extremis que prevé la creación de un fondo para luchar contra el calentamiento climático y que inicialmente será gestionado por el Banco Mundial. Aunque el acuerdo impidió que se repitiese el fiasco de Copenhague, Bolivia no se sumó a la aprobación del texto y anunció que recurrirá ante el Tribunal de La Haya. La Paz se mostró crítica con la participación otorgada al Banco Mundial.

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Cerca de 200 países reunidos en Cancún (México) adoptaron ayer una serie de mecanismos -todavía embrionarios- para luchar contra el cambio climático, un acuerdo que fue acogido con una ovación y que pasa página de la inmensa decepción de Copenhague, hace un año.

El texto prevé la creación de un fondo verde para ayudar a los países en desarrollo a hacer frente al calentamiento y pone en marcha un mecanismo para luchar contra la deforestación.

Sin embargo, este fondo estará controlado inicialmente por el Banco Mundial, un organismo que no se ha distinguido por su sensibilidad medioambiental. Al contrario, las exigencias neoliberales del Banco Mundial han impedido que numerosos países hayan tenido que suspender sus programas sociales, lo que ha generado también problemas medioambientales.

El objetivo de la cita mexicana -con ambiciones modestas- era resucitar el proceso de negociación impulsado por la ONU, fuertemente desprestigiado por la inmensa decepción que supuso la cumbre de Copenhague. Misión cumplida, según las delegaciones reunidas en pleno para adoptar el texto.

Con este acuerdo, «se ha salvado el fracaso del sistema multilateral de negociaciones sobre el cambio climático», declaró a France Presse la ministra francesa de Ecología, Nathalie Kosciusko-Morizet.

El texto adoptado tras doce jornadas de negociaciones intensas y en ocasiones tensas, «abre una nueva era para la cooperación internacional sobre el clima», aseguró la ministra mexicana de Exteriores, Patricia Espinosa, quien presidió los debates.

Algunas horas antes, el texto de compromiso puesto sobre la mesa por México recibió el apoyo de la mayoría de los 194 estados presentes en la Convención de la ONU sobre el Clima.

Este texto «evidentemente no resolverá la cuestión del cambio climático, pero pienso que es un verdadero paso adelante», señaló el principal negociador estadounidense, Todd Stern.

La principal virtud del texto, aprobado pese a la oposición de Bolivia, es oficializar numerosos puntos del acuerdo político de Copenhague, que no fue jamás adoptado por la Convención de la ONU.

De este modo, se fija el objetivo de limitar el alza de la temperatura media del planeta a dos grados por encima de los niveles preindustriales. «Las partes deben actuar de manera urgente para lograr este objetivo a largo plazo», indicó el acuerdo adoptado.

El texto permite asimismo salvar, al menos temporalmente, el futuro del Protocolo de Kioto, único tratado jurídicamente obligatorio sobre el clima que existe actualmente, pese a que no ha sido suscrito ni por EEUU ni por China, principales agentes contaminantes del mundo.

Esta cuestión deberá ser resuelta irremediablemente en la próxima cita sobre el clima, a finales de 2011 en Durban (Sudáfrica).

Los países desarrollados prometieron en Copenhague movilizar 100.000 millones de dólares [75.500 millones de euros]. El nuevo fondo verde, que gestionará una parte importante de esta cantidad, tendrá un consejo de administración con representación igualitaria entre estados desarrollados y en vías de desarrollo. El texto de Cancún prevé que el Banco Mundial actuará como administrador temporal durante tres años.

Las numerosas preguntas que surgen sobre la manera en la que se creará este fondo siguen sin respuesta. Un panel impulsado por la ONU sugirió la puesta en marcha de financiación alternativa, como tasas sobre el transporte y las transacciones financieras.

El texto aprobado en la Cumbre de Cancún establece, asimismo, las bases de un mecanismo para reducir la deforestación, que está en el origen del 15% al 20% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

Bolivia recurrirá ante el Tribunal de La Haya

Bolivia anunció ayer que acudirá al Tribunal Internacional de La Haya para impugnar el resultado de la Cumbre de Cancún al considerar que violó el reglamento de la ONU en la aprobación de sus documentos finales.

El jefe de la delegación boliviana, Pablo Solón, señaló que la presidenta de la cumbre, Patricia Espinosa, violó el reglamento de la Convención, que establece que los acuerdos se adoptan con el consentimiento de los 194 países miembros.

Entre otras cosas, Bolivia rechazó el acuerdo de Cancún por considerar que abre las puertas a que se sustituya en un futuro el Protocolo de Kioto (1997), el único instrumento vinculante que hasta la fecha obliga a los países desarrollados a reducir sus emisiones.

También rechaza que se amplíe la posibilidad de aumentar el uso de nuevos mecanismos de mercado como si fueran «una varita mágica», así como que se otorgue un papel temporal al Banco Mundial para gestionar el nuevo fondo verde de ayudas a los países en desarrollo.

A juicio de Solón, la cumbre de Cancún «ha terminado muy mal» porque la Presidencia mexicana no respetó las reglas, «algo que ni siquiera ocurrió en Copenhague».

Países latinoamericanos aliados de Bolivia, como Venezuela, no apoyaron en esta ocasión la postura de La Paz. La delegada venezolana, Claudia Salerno, se congratuló por la creación del fondo y de los compromisos para frenar la deforestación.

El negociador cubano, Orlando Rey, señaló a Efe que el acuerdo «permite recobrar la confianza, el valor del multilateralismo y el basamento para empeños superiores». GARA

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