
Las otras elecciones de Kosovo
Las elecciones legislativas que tuvieron lugar ayer en Kosovo tienen un alto valor simb�lico por ser las primeras desde que, en febrero de 2008, su Asamblea nacional proclamase de manera unilateral la independencia respecto a Serbia. Tambi�n son las primeras elecciones despu�s de que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) decidiese, en julio de este mismo a�o, que esa declaraci�n de independencia no supon�a una violaci�n de las leyes internacionales. No obstante, a estas alturas Kosovo est� necesitado de actos con un alto valor pol�tico, no simb�lico.
Si bien las autoridades kosovares y los representantes internacionales han subrayado la falta de incidentes rese�ables, resulta significativa la baj�sima participaci�n, que no lleg� ni siquiera a la mitad del censo. Algo que, por ser habitual -en las anteriores elecciones no vot� m�s que el 40%-, no deja de ser llamativo, m�s a�n si tenemos en cuenta que el Gobierno serbio y la Iglesia ortodoxa hab�an llamado al boicot. Est� claro que los ciudadanos no creen que la clase pol�tica actual pueda solucionar sus problemas, que son muchos y profundos.
Los pol�ticos kosovares no pueden pensar que la inercia creada por el genocidio que sufri� su pueblo y las razones geopol�ticas que han llevado a gran parte de la comunidad internacional a apoyar la independencia seguir� empujando indefinidamente a este peque�o pa�s balc�nico hacia sus objetivos. Sus aliados tienen otras prioridades en este momento y sus adversarios, los serbios, aspiran a retomar la posici�n de potencia regional. Belgrado ha dejado de mirar constantemente al pasado y ha adoptado una postura diplom�tica inteligente que le abre nuevas posibilidades. Su disposici�n a negociar con Kosovo las cuestiones comunes, incluido el estatus del pa�s vecino, es el mejor ejemplo de ello. Ahora, a diferencia de en el pasado cercano, el tiempo corre a su favor.
Ante ese escenario, Kosovo debe sobre todo buscar caminos para hacer efectiva su independencia, lo que pasa indefectiblemente por hacerla positiva para todos sus habitantes. Esa es la �nica elecci�n posible para garantizar su futuro.