Albaņil libertario
La noche del domingo se emitió en La 2 el documental “Lucio” que hace la semblanza de Lucio Urtubia, un hombre absolutamente adorable, un ejemplo de autenticidad, compromiso y lucidez política. Nacido en Cascante, desertor de ejército de Franco, albañil en París, descubrió el anarcosindicalismo y se convirtió tras la convivencia con Quico Sabater en un hombre de acción. En un libertario que dedicó su vida a trabajar y hacer la revolución, ayudar a todos los movimientos revolucionarios, llegando a poner en el límite de la supervivencia a un gran banco americano a base de falsificar cheques de viajes que inundaron el mundo y que utilizaron muchas de las organizaciones revolucionarias, libertadoras, de lucha frontal contra la iglesia, los bancos y los estados. Sin retóricas, acción directa.
Sigue vivo, tiene su casa abierta en París para todos quienes le quieran visitar, se muestra como un hombre de una inteligencia natural y de unos convencimientos a prueba de corrupciones, de debilidades ideológicas. En momentos del documental, su deje todavía ribero, nos provoca sonrisas, pero la rotundidad de sus contestaciones, «porque me da la gana» resuelve vericuetos extraños. Se ríe de los que le están entrevistando porque están demasiado interesados por las armas y las supuestas acciones armadas, y les espeta con rotundidad: «no te voy a decir nada de eso, ni quién estaba en las cosas». Un militante cabal que sabe protegerse.
Y nos deja frases para rumiarlas: «la policía puede equivocarse noventa y nueve veces, pero tú no puedes equivocarte ni una vez». Lucio parece un hombre al que conocemos de siempre, cercano, con el que hayamos hablado y discutido mucho sobre la vida, sobre el compromiso. Y su entereza reconforta. Se sorprenden policías, banqueros, abogados, jueces que sea un albañil el que ponga en jaque a un banco, a muchos servicios secretos. Su labor creando documentaciones falsas es un monumento a la lucha. Un libertario, un anarquista de entereza, con contradicciones, como debe ser. Cuando vaya a París intentaré abrazarle, aprender un poco más. Hombres tan claros ayudan a la evolución del sentido crítico. Lucio es luz.
