Félix Soto Azcárate Donostia
Capital europea de la tortura, no de la cultura
Algunos se empeñan en invertir en tiempo de crisis millones del presupuesto municipal para intentar maquillar el triste destino que, desde Madrid, le adjudicaron a nuestra ciudad convirtiéndola ante Europa en la capital de la tortura. El marketing empleado por Odón Elorza para maquillar la realidad pone en peligro la pérdida de un galardón que carece de competidores en la Unión Europea y que podría ser explotada como reclamo turístico, incluido en la Semana del Cine de Terror de Donostia.
Una corporación municipal que alegremente despilfarra el dinero del contribuyente, que intenta desvirtuar la realidad confundiendo espectáculo y tortura con cultura. Casa de la Paz, Parque de la Memoria, Derechos Humanos... pura estética de un alcalde que intenta ocultar la triste realidad que desempeña Donostia ante los organismos internacionales que velan por el respeto de los derechos humanos.
Por eso, el partido político que organiza y tutela estos eventos y su delfín en Donostia silencian estos desmanes y el archivo de la instrucción judicial abierta para tratar de las torturas y asesinato de Mikel Zabalza, conductor de los autobuses municipales que, detenido por la Guardia Civil y trasladado al fortín de Intxaurrondo, apareció días después flotando en el río Bidasoa, como si sobre él hubieran actuado los milicos de la dictadura argentina.
Por si existía alguna duda, el PSOE, encabezado por Odón Elorza, exigía al alcalde (Labaien) la retirada de un autobús municipal que los compañeros de trabajo habían aparcado en el Ayuntamiento con una pancarta que preguntaba por su paradero. Y este señor con su grupo (PSOE) se opuso en sesión plenaria a la investigación del paradero de Mikel Zabalza y la personación del Ayuntamiento en las diligencias abiertas en el juzgado. Ahora se silencia su archivo.
Los que tuvimos la obligación de escuchar el testimonio de su compañera, Idoia, también detenida junto a otros familiares de Zabalza, no podemos admitir patrañas tan inasumibles como la de que los burros vuelan, en versión PSOE.