El estreno del documental musical más esperado de la temporada se ha convertido en un misterio y, ante la dificultad manifiesta para disfrutar de «When You're Strange» en una sala de cine, me veo en la obligación de recomendar su visión on line en Internet. Aclarado este enojoso punto, voy a aprovechar el espacio reservado a la crítica cinematográfica para tocar algunos aspectos que se quedaron fuera en el extenso artículo previo de los viernes. Tom DiCillo ha hecho muy bien en no incluir entrevistas actuales de los tres miembros supervivientes de los Doors, evitando así caer en la perspectiva nostálgica del recuerdo, del relato de anécdotas pasadas hecho desde la distancia. De haber cedido a tan tentador convencionalismo, el resultado habría sido completamente distinto y se habría perdido la hipnótica capacidad que tiene esta película para transportar al espectador a la segunda mitad de los años 60, tal como la vivió de forma extrema Jim Morrison.

«When You're Strange» es un alucinante viaje a través del tiempo guiado por la maestría audiovisual de Tom DiCillo, quien consigue equilibrar el retrato de Jim Morrison y su grupo, sin que lo extramusical desenfoque la verdadera imagen de un fenómeno antes que nada creativo. Para ello, el cineasta dedica el espacio necesario a explicar en qué consistía el perfectamente reconocible sonido de los Doors, con tres instrumentistas que, salvo en puntuales sesiones de estudio, optaron por prescindir en sus conciertos de la figura del bajista. Las grabaciones de actuaciones aparentemente caóticas revelan la capacidad de improvisación de Ray Manzarek, un teclista y vocalista que sabía llenar todos los huecos cada vez que el temperamento escénico podía con la presencia de Jim Morrison como inestable cantante. Puede que éste fuera más poeta, más letrista, más visionario en definitiva. Y así era también su idea del cine, a juzgar por los extractos de la película de carretera que filmó en el desierto con el fotógrafo Paul Ferrara..