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Jundullah atenta contra los chiíes en plena Ashura y siega 33 vidas en Irán

La fiesta de la Ashura, la más importante del calendario islámico chií, se tiñó ayer de sangre en Irán con un atentado suicida, reivindicado por el grupo baluche suní Jundullah, que causó la muerte de al menos 33 personas y dejó heridas a varias decenas más. Un kamikaze se inmoló en medio de una multitud de fieles que se agolpaban en la entrada de una mezquita en la ciudad portuaria de Chabahar, en Sistán Baluchistán.

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Al menos 33 personas murieron y ochenta más más resultaron heridas, algunas de extrema gravedad, en un atentado suicida perpetrado ayer durante las celebraciones de la Ashura, la fiesta más sagrada del chiísmo que conmemora el martirio del imán Hussein con innumerables procesiones durante dos días, en la localidad iraní de Chabahar, en la provincia de Sistán Baluchistán, fronteriza con Pakistán.

La acción fue reivindicada por la organización baluche suní Jundullah (Soldados de Dios), que dice combatir la discriminación de los suníes en Irán, único Estado chií en el mundo con el 90% de la población perteneciente a esa confesión, y opera con frecuencia en la zona. La organización asumió la acción en su página web señalando que se trataba de una «venganza» por la ejecución de su líder, Abdul Malek Rigi, detenido en febrero de este año, condenado a muerte y ahorcado cuatro meses después, y de otros «mártires».

«El objetivo de estas acciones es expulsar a los agresores (iraníes) de Baluchistán», indicó Jundullah, que publicó en su web las fotografías de los presuntos responsables del atentado con sus cinturones explosivos.

Las autoridades iraníes vinculan a Jundullah con los servicios secretos de EEUU y Gran Bretaña, a los que acusa de financiar y entrenar al grupo. Ayer mismo, el viceministro de Interior para Asuntos de Seguridad, Ali Abdollahi, acusó a los «servicios de inteligencia de la región y de EEUU» del atentado.

Pero Washington siempre ha rechazado esas acusaciones y el Departamento de Estado incluyó al grupo en su listado de organizaciones «terroristas».

El ataque, el más mortífero contra los chiíes desde 1994, ocurrió cuando un hombre hizo estallar una carga explosiva que llevaba en la plaza principal de Chabahar, junto a la mezquita del imán Hussein, donde miles de fieles se habían concentrado para festejar la Ashura.

Dos kamikazes muertos

La tragedia, sin embargo, pudo ser mayor ya que de acuerdo a lo manifestado a la agencia IRNA por el prefecto de Chabahar, Ali Bateni, la Policía detuvo a tiempo a otro kamikaze, al que le falló el dispositivo cuando trataba de hacerlo estallar. Posteriormente, señaló que «los dos terroristas murieron, uno por la explosión y otro por la Policía».

«Había dos terroristas que fueron identificados por nuestros agentes, pero desafortunadamente uno de ellos consiguió inmolarse antes de que lo pudiéramos impedir», afirmó Bateni, quien agregó que un tercer implicado «el principal responsable de la operación» fue arrestado cuando trataba de salir del país.

El atentado se produjo apenas una semana después de que el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, visitara la localidad, donde prometió el desarrollo del puerto e inauguró una línea férrea que cruzará el este del país y unirá esta zona asomada al golfo de Omán con Zahedan y, más tarde, con Mashad.

La provincia de Sistán Baluchistán, en la que se encuentra Chabahar, ha sido escenario durante diez años de una rebelión liderada por separatistas suníes de etnia baluche y fue escenario el pasado año de los dos atentados más graves perpetrados en Irán en las dos últimas décadas.

En octubre de 2009, un total de 42 personas, entre ellas dos altos mandos y quince oficiales de la Guardia Revolucionaria, cuerpo de élite de las fuerzas de seguridad iraníes, perdieron la vida en un ataque suicida junto a la frontera con Afganistán.

En mayo de ese mismo año, al menos 27 murieron en un atentado suicida perpetrado en el interior de una mezquita de Zahedan, capital de Sistán Baluchis- tán, una de las provincias más pobres de la República Islámica y ruta clave en el comercio internacional de drogas. Este atentado también fue reivindicado como respuesta a la muerte en la horca de Rigi.

 

Los iraquíes denuncian la corrupción durante sus procesiones

Cientos de miles de chiíes iraquíes comenzaron ayer en la ciudad santa de Kerbala las ceremonias de arrrepentimiento con motivo de la festividad de la Ashura, alguno de ellos denunciando en las procesiones la corrupción masiva que afecta a Irak.

«Diganos cuántos ladrones han sido llevados ante la comisión de integridad (...) No tenemos miedo a expresarnos y denunciaremos públicamente a estos lobos», gritaban los peregrinos.

Las procesiones, teñidas por los colores de las banderas negras, verdes o rojas, que simbolizan el duelo, el Islam y la sangre vertida, se celebran alrededor de los mausoleos del imán Hussein y de su hermanastro Abbas.

«Comisión de integridad, cumpla con su deber, denuncie a todos los ladrones que se apoderaron de las riquezas de Irak. No nos traicione. Denuncie a los culpables cualquiera que sea su posición y rómpales el cuello», señalaba otro grupo.

La comisión de integridad fue creada para la iniciativa del procónsul estadounidense Paul Bremmer en enero de 2004 y figura en la Constitución del país desde 2005. Según Transparency International, Irak es el cuarto país más corrompido del mundo de entre una lista de 178.

Desde la caída de Saddam Hussein tras la invasión de EEUU y sus aliados en 2003, las ceremonias de la Ashura son aprovechadas por los fieles chiíes para expresar su descontento sobre aspectos de la vida cotidiana.

Para Hamed Miri, que está a cargo de una procesión en el barrio Abassaiya de Kerbala, «Saddam nos amordazaba, ahora las autoridades nos dejan hablar, pero se tapan los oídos para no escucharnos». Abdelamir HANOUN (AFP)

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