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RECONSTRUYENDO LA VERDAD

Nueve miembros del DRIL fueron procesados por la muerte de Urroz

Pese al empeño oficial de atribuir a ETA la muerte de la niña Begoña Urroz en Donostia en 1960, lo cierto es que nueve miembros del DRIL fueron detenidos en Bélgica y procesados por aquel atentado. Otros tres, infiltrados de la Policía franquista, quedaron libres de inmediato. El historiador Iñaki Egaña ha continuado investigando el caso y en estas páginas ofrece nuevas revelaciones.

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GARA | GASTEIZ

Quien quiera buscar culpables de la muerte en 1960 de la niña Begoña Urroz por la explosión de una maleta en la estación de tren de Amara deberá mirar a los infiltrados policiales que diseñaron los atentados asumidos por el Directorio Ibérico de Liberación (DRIL). El historiador Iñaki Egaña vuelve a proyectar luz sobre aquellos oscuros episodios relacionados con el franquismo y que el revisionismo histórico oficial quiere ahora atribuir falazmente a ETA.

Al menos tres de las personas que participaron en el diseño y ejecución de las explosiones en estaciones de tren –una de las cuales acabó con la vida de la niña de 22 meses Begoña Urroz– eran infiltrados policiales. Se trata de Abderramán Muley Moré, Santiago Martínez Donoso y Agustín Parradas Sicilia. El propio José Fernández Vázquez, alias Jorge Soutomaior, jefe del aparato militar del DRIL, reconoció la infiltración de los aparatos franquistas en la organización y lamentó la muerte del bebé. La documentación que acredita las palabras del dirigente se encuentra en el Archivo de la Emigración Gallega de Santiago de Compostela, e Iñaki Egaña certifica que, hasta que hace dos meses llegó él, nadie los había consultado.

Pero hay más. El historiador recoge, en el informe que reproducimos en estas páginas, que la mayoría de los participantes en aquellos atentados huyeron a Bélgica y meses más tarde fueron detenidos en Lieja. Se trataba de doce personas, pero los tres infiltrados franquistas fueron liberados inmediatamente.

Además, según constata Egaña, los detenidos fueron procesados por tráfico ilegal de armas y explosivos y por la muerte de Begoña Urroz. Es decir, también está judicialmente acreditado, y hay documentación que lo atestigua, que aquellos atentados fueron obra de un DRIL fuertemente infiltrado por los aparatos del franquismo.

Revisionismo y manipulación

El 19 de setiembre de 2000 Ernest Lluch publicó un artículo en “El Correo” en el que, a pesar de decir que no tenía certezas ni pruebas, apuntaba que el atentado que acabó con la vida de Begoña Urroz pudo ser el primero de ETA. Eliminando cualquier atisbo de duda que todavía mantenía Lluch, el libro “Vidas Rotas” firmado por Rogelio Alonso, Florencio Domínguez y Marcos García Rey daba por hecha la autoría de la organización armada vasca, al igual que un reportaje del dominical de “El País”.

En contra de la historia, se pretende que las primeras muertes producidas por ETA no fueron las del guardia civil José Pardines y el torturador Melitón Manzanas. La manipulación ha llegado a tal punto que el Congreso aprobó la celebración el 27 de junio del Día de las Víctimas del Terrorismo en recuerdo a la fecha de la muerte de Begoña Urroz, «primera víctima de ETA».

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