El fundador de Wikileaks, Julian Assange, afirmó ayer que la mayor parte de los ataques contra su portal no fueron de gobiernos sino de entidades bancarias en Dubai, Suiza, Gran Bretaña y Estados Unidos.

En una comparecencia ante la mansión de Suffolk, donde cumple la libertad condicional, el australiano señaló que su organización ha tenido que afrontar ataques legales y técnicos, pero sin poder hacer su periodismo de investigación. Pese a todo, dijo que Wikileaks es una organización capaz de «soportar la decapitación», informó Efe.

Así, denunció una «investigación ilegal» para acabar con su trabajo y el de su página web, y subrayó que sigue sin haber «ni una sola prueba» de los delitos de agresión sexual de los que se le acusa en Suecia.

Preguntado por Bradley Manning, ex analista de inteligencia de EEUU sospechoso de filtrar cables diplomáticos y que permanece detenido en una base militar, admitió que está en una situación difícil pero recalcó que la política de Wikileaks es no saber de dónde proceden los documentos que recibe porque es la mejor forma de proteger sus fuentes.