Casi tres años después, Mikel Etxarri y José Ángel Iribar vuelven a saltar al césped con la selección. Una buena noticia, pero también una gran «responsabilidad» y una buena carga de trabajo. Sobre todo estos días, en los que los seleccionadores no sólo deben diseccionar al rival, sino seguir muy de cerca a sus jugadores, por si fuera necesario algún cambio de última hora.

Con lo que costaría hacer la lista.

No es que cueste, pero sí tienes que tener en cuenta dónde tienes los jugadores seleccionables, ver en qué Liga están jugando, si pueden venir o no... Porque tienes a Almunia y Arteta en la Premier y no pueden venir, te pasa lo mismo con Garrido en Italia, o Yeste en Dubai, o Sarriegi que está en Grecia... Tienes que estar atento.

En realidad, aunque no sepas con seguridad si se va a jugar el partido, siempre estás pendiente de los jugadores y de la situación en que se encuentran. Y cuando les ves, o vas a algún partido suyo y estás con ellos, siempre sacas a relucir el tema.

Lamentablemente, no sucede como con las selecciones oficiales. No sólo hay que pensar quién es el mejor, sino quién tiene las fechas libres o a quién le va a dejar venir su club.

Sí, hay que pensar en todo. Y, lógicamente, por ética y por respeto, también tenemos que hablar con todos los clubes a los que pertenecen los jugadores. O con los entrenadores con los que tienes más confianza, hablas directamente con ellos antes de tomar una decisión.

¿Qué es más difícil? ¿Sortear esos obstáculos o ponerse de acuerdo? La bicefalia en el banquillo complicará las cosas.

Qué va. Siempre lo suelo decir, incluso si fuéramos cuatro seleccionadores en lugar de dos, la lista sería muy parecida, la mayor parte de los jugadores seleccionados serían los mismos. Al final no es sólo cuestión de que uno sea mejor que otro, en lo que casi todo el mundo suele estar de acuerdo, también hay que ver quién está jugando más o menos, quién ha salido de una lesión... En ese sentido, aunque tengas que tener en cuenta más circunstancias, la forma de trabajar no se diferencia excesivamente de la de una selección oficial.

Bueno, seguro que si fuese oficial, con cada lista saltaría el seleccionador que todos llevamos dentro para abroncarles por alguna ausencia.

Sí, es probable. Aunque en realidad ya nos pasa ahora. Igual no a nivel de prensa, pero los conocidos, entrenadores, amigos, ya nos dicen, «por qué va éste y no el otro». También tenemos un poco en cuenta que, siempre que se pueda y que haya merecimientos, porque muchas veces puede ser similar que venga uno u otro, contar con futbolistas de los diferentes herrialdes.

Más allá de esas circunstancias a las que tienen que hacer frente, lo que llama la atención esta vez es la de debutantes que han incluído en la convocatoria.

Es cierto, puede llamar la atención. Pero hay que darse cuenta que han pasado tres años desde el último partido que jugamos. Y en tanto tiempo sin jugar, la gente se va renovando; algunos se van a otras Ligas o incluso dejan el fútbol y otros van apareciendo. La verdad es que cuando hacemos el listado no nos fijamos en si un futbolista ha jugado antes o no.

No es mala señal que haya tanta gente llamando a la puerta.

Sí, es una cuestión generacional, pero está muy bien que haya jugadores jóvenes que vengan pegando. También hay que tener en cuenta que depende bastante de los clubes. Si los propios equipos profesionales, que a fin de cuentas es donde verdaderamente juegan todos los días, van metiendo jugadores nuevos, también a nosotros nos toca cambiar.

Con relevo generacional mayor o menor, hay una pregunta inevitable. ¿Qué papel podría desempeñar esta selección si pudiese competir oficialmente?

Yo creo que hay nivel suficiente como para andar, no voy a decir tranquilos, pero sí como para andar en niveles como la mayor parte de los equipos que hay en competición mundial. No creo que hubiese ningún problema. Otra cosa es decir que vas a estar al nivel de los primeros espadas. Pero en estas clasificaciones, con grupos de cinco o seis equipos, seguro que estaríamos en la mitad.

De momento hay que conformarse con los amistosos. Seguro que aún siendo así, los habrá echado de menos.

Sin duda. Y la verdad es que, aunque de cara al exterior se pueda ver como un bolo, tanto los entrenadores como los jugadores, cuando arranca el partido, nos centramos y nos metemos de lleno en esos noventa minutos. Toda nuestra ilusión es ganar y dejar el pabellón lo más alto posible. En el fondo, creo que es porque todos somos competidores. Pero la verdad es que peleamos como si fuera de auténtica competición oficial. Incluso las broncas desde el banquillo, las protestas... No hay nada de bolo.

Entiendo que siempre se quiera ganar. Pero ¿cómo se vive el partido desde el banquillo? ¿Como una fiesta, como una reivindicación o, como se critica desde diferentes ámbitos, como una pachanga con fines recaudatorios?

Nosotros, tanto la convocatoria, como la preparación del partido, el estudiar al rival... Todo lo que conllevan estos partidos lo hacemos como profesionales. Intentamos coger vídeos del equipo rival, ver los partidos, analizar los jugadores... Ni hay bolo, ni estás pensando en otra cosa, sino en qué estás jugando. Concretamente recuerdo en Venezuela, que casi hasta discutíamos con el árbitro, por las ganas que teníamos de ganar.

Tanto José Ángel como yo, no distinguimos que el partido sea bolo o no, vamos de verdad a conseguir el mejor resultado posible. Y las dos veces que me ha tocado perder, con Gales y Camerún, acabé realmente enfadado y triste.

¿Y el resto del año? ¿Se involucran en las reuniones entre jugadores y Federación o prefieren mantenerse al margen y esperar?

Nosotros esperamos. No sólo a ver si hay acuerdo, sino también si cambia la directiva de la Federación, si siguen confiando en nosotros... Normalmente estamos al corriente de cómo pueden ir las cosas y, evidentemente, tenemos nuestra opción como todos, pero no entramos ahí. La Federación es la organizadora y cuando te dice que está organizando un partido y que sigue confiando en tí, te pones a trabajar.

Este año les ha tocado prepararlo contra Venezuela. No es una selección con excesivo peso en el plano internacional. ¿Qué podemos esperar de ellos?

Yo conocía a cuatro o cinco jugadores y ahora que ya sé los que vienen, también a un par de ellos más que jugaron allí contra nosotros. Lo que me ha sorprendido del listado es que no vengan Arango ni Rosales, que están jugando en Europa; sobre todo Rosales, que en este momento está jugando muy bien. Ha sido una pena que no venga Miku, que está jugando muy bien (al final Rondón tampoco estará). Al que no conozco es al portero del Murcia.

Es verdad que el equipo está en el cincuentaytantos del ranking mundial, que quizá no parezca mucho. Pero hay que tener en cuenta que tiene muchos jugadores que están jugando en Ligas sudamericanas y que vendrán a ponerse en el escaparate. Es un partido que a muchos de ellos les puede interesar como posibilidad para dejarse ver por aquí.

Parece que en primavera puede haber otra cita, con un Torneo de Naciones. ¿Sabemos algo más al respecto?

Sólo puedo contar lo que ya dijo el presidente y que nosotros ya sabíamos que hace un par de años ya estaba previsto, o por lo menos se había empezado a trabajar. Y nos consta que esta directiva sigue con ese trabajo. Es un trabajo que se está llevando a cabo junto con la Federación catalana, para ver si encuentran un tercer país con el que jugar un triangular, en una pequeña liguilla. Por lo que comentó el presidente, sé que cuentan con el visto bueno de Ángel María Villar en cuanto a que se juegue en fechas FIFA, siempre y cuando no juegue la selección española y la sub21.

¿Nos lo tenemos que tomar como una buena noticia, sin más, o como un paso adelante?

Yo creo que nos lo tenemos que tomar como un paso más adelante. Y me parece especialmente importante que vayamos de la mano de los catalanes, porque me da la sensación de que Catalunya, por su influencia en el fútbol, puede ser un buen aliado como para conseguir algo en el camino de la oficialidad.