CRíTICA cine
«Ahora los padres son ellos». El padrino Follen
Mikel INSAUSTI I
La persona que lea el titular de esta crónica sin haber visto la película no entenderá nada, aunque tampoco se aclara uno mucho más después de asistir a su proyección. Se supone que la gracia está en los equívocos de palabras con connotaciones sexuales, pero los traductores no han sabido qué hacer con el dudoso léxico de la versión original. Y llueve sobre mojado, porque “Ahora los padres son ellos” es la tercera entrega de la saga de la familia Focker, que en la versión doblada cambia el nombre por Follen. No se atrevieron a ponerlo en el título, puesto que nadie iba a identificar el palabro con un supuesto apellido, así que optaron por la insufrible retahíla de los padres. Dentro y fuera de la película, todo el mundo es consciente de que la franquicia continúa porque da dinero, hasta el punto de que, si se hiciera otra entrega sin el consabido reparto de famosos, nadie iría a verla. He llegado al convencimiento de que el público disfruta con el ejercicio sadomasoquista de ver hacer el ridículo a las estrellas de Hollywood otrora respetadas, especialmente a Robert De Niro.
Su antagonista Ben Stiller no sale mejor parado, y eso que juega en casa, al contar de nuevo con un guión de su habitual colaborador John Hamburg. No se les ha ocurrido otra cosa que hacer una parodia doméstica del clásico coppoliano sobre la mafia, ya que el patriarca de los Byrnes sufre del corazón y busca a un heredero que se haga con el padrinazgo de la familia. La sucesión natural falla por culpa de las infidelidades del primogénito, con lo que el elegido de rebote será el tan odiado yerno, dando lugar a más peleas con el paranoico suegro para llenar la hora y media de rigor. El patetismo llega al límite de que el duelo cumbre tiene lugar en un parque de juegos infantiles, concretamente en la piscina llena de bolas de colores, y a los sones de la música de “Tiburón”. La terrible escena ocurre tras asistir a las clases de flamenco que recibe en una Sevilla de traca un Dustin Hoffman con camisas mexicanas.