ESCALADA Adherencia extrema
Primera repetición de la pedricera y extrema vía «Art-herencia»
Tras la primera ascensión de Aitor Bárez que la propuso como 8b+, llega la segunda firmada por Talo Martín. A este escalador solo le ha costado tres intentos, y así cree que puede tener una letra menos.
Andoni ARABAOLAZA
Para los lectores de estas páginas como para la inmensa (o quizás total) mayoría de los escaladores vascos hablar de adherencia extrema es casi sinónimo de surrealismo. En Euskal Herria, la roca de casi todas las escuelas de escalada deportiva es caliza, y, por lo tanto, el estilo de escalada no tiene nada que ver con la escalada en adherencia de la madrileña La Pedriza.
Dos escaladas y dos conceptos totalmente diferentes. Por poner un solo ejemplo, podemos afirmar con hechos reales o empíricos que un escalador de caliza que hace 8a casi ni se mueve en un 6b de adeherencia. Y al revés. Hace ya unos años Luis Santamaría, autor de la guía de La Pedriza, presentaba a los lectores de GARA esta meca del granito más adherente. Ahora, por sumergirnos más en esta realidad pedricera, os informaremos del último encadenamiento más significativo de la escuela madrileña.
Nos referimos a la segunda ascensión de la vía «Art-herencia». Situada en el sector El Hueso, la primera a esta línea se la llevó Aitor Bárez quien la propueso de 8b+. Es decir, se presentaba como la ruta de adherencia más extrema de La Pedriza. Ahora, justo a principios del pasado diciembre, era Talo Martín quien se llevaba la segunda de esta vía que la define como «chorrera negra perfecta, de regletas netas, cruces de pies extremos y baile gestual continuo».
Tres intentos
La verdad sea dicha, a este especialista de La Pedriza no le ha costado casi nada hacerse con esta vía catalogada como el referente extremo de la escuela. Y es que solo ha necesitado tres intentos.
Sobra decir que para encadenar este tipo de vías las condiciones deben de ser perfectas. Y eso se traduce en que sea un día nublado, frío y seco. Sí, no hay otra manera tal y como afirma el propio Martín: «Este tipo de líneas pueden variar muchísimo con 3 ó 4 grados de diferencia de temperatura. Yo encontré condiciones perfectas. Además la chorrera negra que se recorre estaba seca».
Tras el encadene, primera repetición de la vía, llega la hora de «mojarse» sobre el grado. Muchas vías extremas de La Pedriza han sufrido decotaciones por diferentes motivos, y esta de «Art-herencia», según su repetidor, también va por el mismo camino: «Se presentó como 8b+, pero creo que es una letra menos. Y lo digo porque me ha costado muy poco; hay otros 8a´s u 8b´s que me han costado mucho más. El grado es muy subjetivo en general, y más en este tipo de escalada. Influyen más factores que en ninguna disciplina o tipo de escalada en roca. Es solo una piedra y una etiqueta que poner. En la escalada de adherecia, la realización personal es que has recorrido una plancha bailando de lado a lado y al límite de lo que tus pies aguanten o el estrés cerebral que provoca el aceptar que te puedes caer con un 90% de probabilidad. No es una cuestión de grado, sino de inspiración e improvisación gestual».
Talo Martín se lleva la segunda ascensión de esta vía de La Pedriza, una de las más extremas en adherencia. El escalador solo necesitó tres intentos.