Advierten contra la retórica política extremista tras el tiroteo de Tucson
EEUU sigue conmocionado por el atentado que el sábado costó la vida a seis personas que participaban en Tucson en un acto político de la congresista demócrata Gabrielle Giffords, que recibió un disparo a bocajarro en la cabeza y se encuentra muy grave, y sus líderes advierten contra la retórica política extremista utilizada por determinados sectores contra el Gobierno federal, en alusión al ultraconservador Tea Party.
GARA
Legisladores, analistas políticos y algunos de los principales diarios de EEUU advirtieron sobre la acalorada retórica política en el país tras el tiroteo del sábado en Arizona, que dejó seis muertos y 13 heridos, incluyendo a la congresista Gabrielle Giffords.
El autor de los disparos, Jared Lee Loughner, de 22 años, fue detenido tras el ataque y hoy comparecerá ante el juez. Desde el comienzo la Policía barajó la hipótesis de que no hubiera actuado solo y ayer difundió la imagen de un sospechoso de colaborar en el atentado, un hombre de entre 40 y 50 años.
Fuentes policiales citadas por los medios locales indicaron que el joven, que tiene antecedentes penales y fue rechazado por el Ejército, poseía vídeos en la red cargados de mensajes antigubernamentales.
El ataque contra Giffords, que ha suscitado el rechazo unánime tanto en EEUU como fuera del país, puede ser obra de «un solo chiflado», pero el país debe evaluar «esta atmósfera en la que el discurso político es de odio, enfado y amargura», señaló Raúl Grijalva, su compañero en la Cámara de Representantes también por Arizona.
También el sheriff del condado de Pima (Arizona), el demócrata Clarence Dupnik, lamentó la retórica extremista de ciertos sectores contra el Gobierno federal. «Nos hemos convertido en la capital, la meca del prejuicio y la intolerancia», lamentó.
«Oratoria venenosa»
El senador demócrata por Illinois Richard Durbin fue más concreto y apuntó directamente a la «oratoria venenosa» del ultraconservador Tea Party. En su opinión, algunas de sus consignas en las elecciones legislativas del pasado noviembre podrían inducir «a personas inestables a pensar que tal acto de violencia es aceptable». Y citó, en declaraciones a la CNN, alguna de las expresiones empleadas por la líder del Tea Party, Sarah Palin, contra Giffords, quien conservó su escaño por Arizona al vencer por un estrecho margen al candidato del movimiento ultraderechista.
Palin, gran partidaria de las armas, se defendió alegando la utilización de metáforas cuando dijo a sus seguidores: «no reculéis, recargar (vuestras armas)» o «considerar las circunscripciones electorales como blancos en vuestro punto de mira».
Aunque se negó a establecer una relación directa entre las manifestaciones de Palin y el atentado de Tucson, el senador se refirió a una «retórica venenosa» que debía ser rechazada por los medios de comunicación. «Esos eslóganes pueden ser aceptables desde el punto de vista de la Constitución, pero no como retórica y no deberíamos alentarlos en radio y televisión», indicó refiriéndose a la Primera Enmienda de la Constitución, que garantiza la libertad de expresión.
Punto de mira
La legisladora y otros 19 demócratas estaban en el «punto de mira» de Palin, que buscaba derrotarlos en los comicios de medio mandato. «Estamos en la el punto de mira de Sarah Palin», dijo entonces Giffords,, quien ya había recibido amenazas. «Con la manera en que lo ha presentado a puesto a nuestro distrito en el punto de mira de un arma y cuando la gente hace eso, se tiene que dar cuenta de que esas acciones tienen consecuencias», advirtió Giffords.
Entrevistado por CNN, el senador republicano por Tennesse Lamar Alexander rechazó la sugerencia de que Palin podría ser indirectamente responsable del ataque a Giffords, al tiempo que apeló contra la violencia política. «Debemos ser muy cautelosos en cuanto a imputar las acciones de un individuo mental- mente trastornado a un grupo determinado de americanos que tiene sus propias convicciones políticas», agregó.
Rebecca Mansour, que trabajó en el equipo de campaña de Sarah Palin, se defendió de cualquier responsabilidad al señalar que «no tenemos absolutamente nada que ver con esto».
El atentado contra la congresista demócrata Gabrielle Giffords es el primero que se comete contra un cargo público en EEUU desde 1981, cuando el presidente Ronald Reagan recibió un disparo cuando salía de un hotel en Washington.
Amenazas de muerte
Gabrielle Giffords, blanco de las críticas del Tea Party, particularmente por su oposición a la ley antiinmigración de Arizona y su apoyo a la reforma sanitaria de Barack Obama, había recibido muchas amenazas en campaña.
También el juez federal que murió en el tiroteo, John M. Roll, fue amenazado de muerte en 2009 tras dictaminar que una demanda de 24,8 millones de euros presentada por varios inmigrantes «sin papeles» contra un ranchero de Arizona podría seguir su tramitación judicial.
El sheriff Dupnik denunció el sábado el deterioro del clima político que aumenta, a su juicio, el riesgo de tales amenazas. «Todas estas declaraciones que encienden la pasión de la gente, realizadas por personas que ejercen una profesión y amparadas por la libertad de expresión, tienen consecuencias», añadió.
La congresista Gabrielle Giffords sigue en estado crítico pero ayer era ya capaz de comunicarse y de responder a estímulos, según informaron los doctores de Centro Médico Universitario de Tucson, donde está ingresada. «Estamos muy animados por esto», indicó el jefe de neurocirugía , el doctor Michael Lemole, «soy moderadamente optimista». Manifestaron que la herida es capaz de seguir órdenes simples y responde con la prensión de sus dedos, pero se mostraron cautelosos debido a la gravedad de las heridas y a que puede empeorar en cualquier momento.
El director de traumatología, cuidados intensivos y cirugía de urgencia del centro, el doctor Peter Rhee, explicó que el objetivo es «saber lo que podemos conseguir» y recordó la gravedad de una herida de bala en la cabeza. Por el momento, la congresista se encuentra en coma inducido, agregó.
Los facultativos explicaron que le quitaron a Giffords parte del cráneo para intentar salvar su vida. La parte retirada, que deja al descubierto el cerebro, es conservada en el hospital y se puede colocar de nuevo. «La inflamación del cerebro es en realidad la mayor amenaza en este momento», señaló el doctor Lemole.
El resto de heridos evoluciona favorablemente. GARA