Instrumento necesario para el cambio
La firma el próximo domingo en Gasteiz del acuerdo político entre la izquierda abertzale, EA y Alternatiba confirmará la buena dirección tomada por quienes consideran necesaria la unidad de acción de los sectores soberanistas y de izquierdas del país. Hace poco más de medio año la izquierda abertzale y EA firmaron un acuerdo estratégico, pero no cerrado a la colaboración con otras fuerzas, sino todo lo contrario, como ahora demuestra la confluencia de ambos con Alternatiba. Éste no es un acuerdo estratégico, si bien garantiza su vigencia a largo plazo, pero ello no le resta valor; antes bien, demuestra la voluntad y la posibilidad de aunar fuerzas en torno a unos objetivos mínimos tanto en el campo político como en el social, para, según los firmantes, poder «construir un sujeto político y social de cambio». Y para ese cambio cuya demanda es cada vez más notable, la unidad de acción de quienes lo propugnan se antoja necesaria.
Siendo evidente la importancia del contenido del acuerdo, el contexto en el que se produce lo hace aún más. La situación de crisis tanto política, caracterizada por un marco jurídico político agotado, y económica, resumida en un ataque sin precedentes cercanos a los derechos de los trabajadores y de la mayor parte de la ciudadanía, apremia a los agentes políticos a actuar. Por otro lado, el mapa político de Euskal Herria dificulta cualquier proyecto de cambio por la dispersión de las fuerzas que lo componen, y las tres formaciones que participan del acuerdo son un ejemplo de esa dispersión, pues han sufrido escisiones o son fruto de ellas; sin embargo, han sido capaces de invertir esa tendencia disgregadora, cada cual desde su identidad pero al servicio de la demanda social y por encima de intereses particulares.
Sin duda, se trata de otro importante paso en la necesaria acumulación de fuerzas de los sectores soberanistas y de izquierdas. Importante por el hecho de sumar y por su potencial, porque a través del camino emprendido por esas formaciones, más allá de su vocación de cambio político y social, será un instrumento con posibilidades de materializar ese cambio.