No siempre es el arte y la filigrana lo que rige las obras. El genio, dijo una vez Thomas Alva Edison, es un 1% de inspiración y un 99% de transpiración. Trabajo y más trabajo que, en muchas ocasiones, trae una compensación consigo. Así, gracias a una notable labor de contención, Bizkaia Bilbao Basket dejó su pase a la Copa en una privilegiada situación tras derrotar con claridad a un Menorca Basket en el que se empiezan a encender las alarmas.

La clave del triunfo de los hombres de negro estuvo, más que nunca en la defensa. Ya el propio resultado de 63-71 lo dice todo, pero es que en esta ocasión se vio la mano del entrenador cuando fue capaz de hacer que los suyos se repusiesen de un mal arranque. Entre Cuthbert Victor e Ivan Radenovic, los baleares golpeaban primero. La defensa vizcaina se mostraba dubitativa, quebradiza, cosa que su rival aprovechaba. Así, tras un inicio con alternativas en el marcador, los hombres de Katsikaris encajaron un parcial de 14-3, que llevó el marcador del 9-11 favorable a un peligroso 23-14 en contra. Bilbao Basket remendó el desaguisado con varios tiros libres, pero era obvio que o la defensa se ponía firme, o que el triunfo iba a correr serio peligro.

Ésa debió ser la mentalización ejercida por el técnico del cuadro bilbaino, ya que sus muchachos reaccionaron nada más empezar el segundo período. La retaguardia bilbaina impidió canastas sencillas a los locales y, poco a poco, con un trabajo ofensivo del equipo encomiable, los de Katsikaris lograron igualar el partido a 30, y ponerse por delante después de un triple de Vasileiadis. Al descanso Bilbao Basket ganaba 34-38, después de que Radenovic respondiera con una canasta de última hora a un triple de Warren que abría la primera brecha visitante.

Un parcial definitivo

El golpe de gracia de Bilbao Basket llegaría nada más volver de los vestuarios; a saber: dos tiros libres de Banic, triple de Jackson, triple de Banic, canasta de dos de Mumbrú y mate tras robo de Warren. Por la parte local sólo llegó la respuesta de una canasta de dos de Ciorciari y un triple de Rafa Huertas. En total, un parcial de 5-12 que abría una diferencia superior a los diez puntos, 39-50, mediado el tercer período, y la sensación de que este duelo ya tenía dueño.

Así lo debieron entender también los protagonistas, ya que la renta bilbaina alcanzó rápidamente los 15 puntos de ventaja y una máxima de 18, cuando Mavroeidis culminó un «dos más uno» que ponía el luminoso con un claro 41-59.

El cuadro menorquín no iba a rendirse así como así -tiene en su seno a verdaderos gladiadores como Urko Otegi o, en versiones más refinadas, jugadores como Donaldson o Radenovic-, de modo que siguieron peleando para limar su desventaja, pero su rival, sabiendo en todo momento lo que tocaba hacer, no se lo permitía. Eduardo Hernández-Sonseca hacía que la ventaja bilbaina rozara la veintena al establecer el 50-69.

A partir de ahí, los de Katsikaris comenzaron a sestear, y ahí sí que se arrimaron los locales, sobre todo de la mano de Huertas. No obstante, la victoria no corrió peligro y Banic, máximo anotador vizcaino con 13 tantos -Warren anotaría 11- certificaría el 63-71 final.