Dos modelos de sindicalismo en defensa de intereses contrapuestos
La mayoría sindical vasca calificó de coherente y proporcional la huelga general que ha convocado para el día 27 de este mes contra la reforma de las pensiones. Coherente y proporcional a la agresión contra los derechos laborales y sociales, la más dura «en los últimos 35 años». Difícilmente se puede poner en duda esa afirmación. Por eso mismo, los convocantes de la huelga del día 27 no necesitan revestimiento retórico alguno para justificar su llamamiento. Más ardua se antoja la tarea de los sindicatos mayoritarios españoles a la hora de explicar su actitud en pro de un supuesto «diálogo social» que prácticamente descarta cualquier movilización contundente en aras de intereses inconfesables pero conocidos. A la vista de la trayectoria de las fuerzas sindicales ante el progresivo recorte de derechos laborales y sociales de los últimos años, a pocos puede llamar la atención la postura de unas y otras. Esa trayectoria muestra dos modelos de sindicalismo completamente diferentes, cuya razón de ser son los intereses que defienden. Parece cada vez más claro que para algunos esos intereses no son los de los trabajadores.