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El revelador afán de ilegalizar

El ministro español de Justicia, Francisco Caamaño, habló ayer en Radio Euskadi para advertir en tono amenazante a la izquierda abertzale, y también a EA o Alternatiba. Anunció iniciativas de la mano de la Abogacía del Estado y la Fiscalía General para impugnar hipotéticas listas electorales. Se sumaba así al ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui, que con el manual de la «firmeza» presagiaba períodos de cuarentena y nuevas pruebas del algodón para verificar que la apuesta de la izquierda abertzale era «cierta y suficiente». Sumaban dos nuevas voces a una orquesta con poderosos medios de comunicación de ámbito vasco haciendo de caja de resonancia. Y lo hacían en nombre de la democracia, la libertad y en defensa de los derechos.

Resulta revelador observar a Jáuregui -buen conocedor de la realidad política vasca y viejo conocido como máximo delegado del Gobierno en los años de plomo y escuadrones de la muerte-, examinando la «integridad y sinceridad» de otros. Y revela que la política en el Estado español está en seria regresión, que adolece de altura y cultura democrática. Confirma, una vez más, la necesidad de desatar los nudos que constriñen el potencial de este país, las mermas y el atraso que le supone la supeditación al Estado. No sólo en el plano económico o en el de modelo territorial, también en lo referente a la cultura política y la mentalidad democrática, el Estado español va cada día para atrás, del ser un problema al ser un desastre.

Si alguien considera que con vetos y cuarentenas harán que la izquierda abertzale pierda los nervios y la apuesta caiga por su propio peso, yerra en el cálculo. Si cree que su apuesta mira a las elecciones sin ser consciente de que las decisiones de hoy marcarán las posibilidades de las próximas generaciones, también. La posibilidad legal de elegir y ser elegido en las urnas no es una concesión a la izquierda abertzale. Sencillamente, gana el país, gana la voluntad popular, ganan todos. Precisamente por eso no quieren. Caería así el castillo de naipes que han construido, los intereses y los sustentos creados.

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