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Maite SOROA

Hasta para insultar hay que tener gracia

Hasta para insultar hay que tener una cierta gracia, un reflejo de inteligencia . Y si a los insultos se les pretende sumar un análisis político, la cosa sube de nivel.

Pero los memos -qué se le va a hacer- memos son y cuando pretenden insultar, se retratan. De sus análisis políticos... mejor no hablar.

Ayer en «La Gaceta», del grupo Intereconomía, Román Cendoya ofrecía una pieza de las de conservar. Miren como empipeza: «Los vascos hemos sacado adelante grandes bancos, compañías energéticas, corporaciones y también, para desgracia de todos, ETA, la trágica industria del terror. Conocemos dinastías que perduran porque aprendieron el oficio de sus padres, trabajaron con ellos y acabaron haciéndose con las riendas del negocio. Así tenemos sagas de banqueros, industriales y... terroristas». Ya ven el tono.

Y luego personaliza: «Las primeras son un orgullo. Las de los terroristas un horror con apellidos como Moreno, Ziluaga o Autor Pueyo. El negocio familiar de los terroristas es poco vasco, ya que opera como la peor camorra». Éste no conoce a Txelui, Mariné o Txomin.

Pero no lebasta con decir memeces. Además pretende darle gracejo a la cosa: «Los que en su día fueron jóvenes militantes, que han progresado adecuadamente dentro de la organización, ahora son seniors con un rol diferente. Son los estrategas del posibilismo encargados de consolidar la organización a través de la normalización. Los senior controlan todo y por eso ponen a sus vástagos al frente de la maquinaria del terror. La prueba, tres hijos de... etarras detenidos en un mes».

No se pierdan el final porque el tipo se las da de ocurrente: «La izquierda abertzale, Batasuna o como quiera llamarle el polimini de interior, es ETA, una organización terrorista en la que se integran y suceden las familias sin discriminación por género. Visto lo visto, lamentablemente, para que se integren normalizados en la sociedad y puedan acudir a las urnas deberemos esperar a otra generación. La de Iker, Haizea, Garatzi... está perdida. Sus aitas les enseñaron el negocio del terrorismo. Está claro, no basta una declaración, falta una re-generación». Éste sí que está perdido entre la bruma de la memez.

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